Inés Pintor: «Intentamos hacer personajes muy realistas. Nos parece que, a veces, falta esa representación tan cercana para que la gente empatice»

Con La breve historia recuperamos la magia de mandar Postales, vivimos Un cuento al revés y aprendimos a poner límites con A quien dices amar y Lo de aquella noche. Nos emocionamos muchísimo con su primera serie El tiempo que te doy y hasta hemos leído ya su primera novela, titulada Este amor ardió tres veces. Confesamos que lo nuestro con Pablo Santidrián e Inés Pintor fue amor a primera vista, con encuentros a lo largo de los años en forma de entrevistas, estrenos de cortometrajes, algún que otro cruce de correos y la fortuna de que lo pongan siempre tan fácil para charlar con ellos.

En esta ocasión, nos acercamos a conocer su primer libro, que salió a la venta en octubre del pasado año y que se define como un relato sobre la fortaleza y la fragilidad de las relaciones amorosas, sobre cómo a veces cualquier cosa puede destruir nuestro amor y cómo, a la vez, este puede sobrevivir a las pruebas más duras.

¿Cómo es escribir a cuatro manos?, ¿cómo es vuestro proceso?

Inés Pintor: Escribimos juntos, no repartimos nada, y trabajamos en la misma sala o en la misma casa. Empezamos con el proceso de la idea; cada uno trae unas y van creciendo porque las vamos juntando hasta crear nuevas. Ahí encontramos la esencia de lo que queremos contar. En el caso del libro, surge un poco distinto, porque nace de un viaje que hacemos a La Palma, al Festivalito. Pero solemos trabajar haciendo una estructura o escaleta, tanto en los guiones como en el libro, en la que vamos peloteando. En el momento de ponernos a desarrollarlo, vamos prácticamente frase a frase autocompletándonos, con el documento abierto, proponiendo. Es un proceso entre los dos; no nos dividimos ni hace cada uno una parte. Vamos sumando y las historias van creciendo a base de estar en la misma sala y hablar mucho. Siento que, con el tiempo, hemos creado una voz conjunta.

Venís de escribir y dirigir en audiovisual, ¿cómo se cuenta ahora una historia que no tiene imágenes grabadas por vosotros?

Inés Pintor: La historia que escribimos para el libro es muy visual, aunque solo sea por la costumbre de escribir guiones.

Pablo Santidrián: Y también por la forma de compartir las ideas, de hablar entre nosotros, porque lo hacemos compartiendo una imagen. Yo cuando le digo algo, le estoy describiendo una imagen mental, que es de la que se habla y se pasa a palabras, tanto en guion como en la novela.  Y creo que eso se nota en lo que hacemos.

Seguís ligando historias de amor y desamor con otros temas, así que os pregunto, para este libro, ¿qué fue antes, la historia de amor o el volcán de La Palma?

Inés Pintor: No sabría decir. Para mí, surgen más o menos a la vez y se conectan, pero no lo tengo muy claro.

Pablo Santidrián: Yo diría que el volcán originó la historia de amor. Creo que había una cosa de presencia del volcán, de que siempre está. Fue algo muy poderoso durante nuestro viaje, estaba muy presente estuvieras donde estuvieras en la isla. Y, a la vez, había una especie de atracción.

Me gusta mucho la forma en la que habláis de las familias, de cómo Jose sigue la estela de su padre y de cómo Nisa quiera despegarse todo lo posible. ¿Cómo trabajasteis estas definiciones en las relaciones familiares?

Inés Pintor: Quisimos poner historias diferentes para que pareciesen contrarios. Buscamos que, de inicio, fueran personajes que se separasen mucho, pero que, poco a poco, te fueras dando cuenta que no son tan diferentes y que, con el tiempo, las cosas de uno se mezclan con las del otro. Creamos dos tipos de familia para que tuvieran un conflicto individual y otro más familiar, más alejados. Además, en los dos, creo que falta algo de cariño y de comprensión en sus hogares. Por eso, son historias diferentes, que se juntan en cómo se sienten.

Me llama la atención la manera de describir La Palma y Madrid y cómo esos paisajes transforman a los protagonistas. ¿Cómo habéis construido eso?

Pablo Santidrián: Hay una parte de la estructura que intentamos relacionar con cómo se ha criado cada protagonista, dónde la ha tocado vivir. Y cómo eso se va mezclando hace que su relación con el paisaje también cambie. En la primera parte del libro, nos imaginamos a la persona en el paisaje, que es lo que les condiciona, pero cuando se mudan, el paisaje va con ellos y son los anhelos y lo que han perdido. En un momento dado, están buscando algo que está dentro ellos, pero que ya no existe a su alrededor. Se puede decir que la primera parte es el personaje del paisaje y en la segunda, lo que llevan consigo y les pesa porque ya no lo tienen.

Siento que podría conocer a Jose y a Nisa o que los podría tener más cerca de lo que parece, ¿os pasaba?

Inés Pintor: Creo que sí, porque intentamos hacer personajes muy realistas. Nos parece que, a veces, falta esa representación tan cercana para que la gente empatice. Jose y Nisa podemos ser alguno de los dos, con 17 o veintipico años y no porque hayamos vivido su historia, sino por detalles de su vida, por cómo reaccionan o contestan. Nos gusta llevar ese reflejo real de que tienen una parte de todos nosotros, para que te puedas identificar con algo.

Pablo Santidrián: Una cosa curiosa del proceso de escritura, que por cierto fue más largo que el de un guion, es que me acuerdo de ir en el metro y ver a dos personas y pensar que eran Jose y Nisa, por ejemplo, por la ropa, por cómo estaban entre ellos… Buscamos el realismo y la ambivalencia que tienen, llenos de contradicciones que todos tenemos también.

Percibo mucho amor entre los protagonistas, pero, además, creo que reflejan una generación en la que prima el respeto y el saber cuidarse a uno/a misma aun estando en pareja.

Inés Pintor: Creo que ellos se tratan con respeto en algunos aspectos, pero también se hacen daño. Al final, es una pareja que lo intenta, que quiere cuidarse y respetarse y, la vez, hay una pequeña crítica a cuando se hacen daño, casi siempre por un tema de incomunicación o de no saber expresarse. Esto puede ser por una cuestión de edad quizás. No quisimos hacer una representación de las nuevas generaciones y de las nuevas relaciones; quisimos hacer un mix, entre lo que eran hace unos 10 o 15 años y lo que son ahora. Es la sensación que tengo.

¿Cuál es vuestro momento favorito?

Inés Pintor: La parte del volcán.

Pablo Santidrián: El primer beso. Me gusta mucho. Y luego hay muchas escenas que tienen eco de ese momento bonito. Creo que intentan seguir juntos, como viviendo de las rentas de ese momento.

Leo en el libro “desde que estamos aquí, todo lo que vivimos es nuevo (…) también entre tú y yo”. Y en la calle veo un anuncio de Ikea con el eslogan: Siempre algo nuevo. Noto pistas que dicen que vivimos un momento en el que estamos siempre aburridos de las novedades y, a la vez, no paramos de buscarlas.

Pablo Santidrián: Esto me preocupa bastante en la vida en general. Y creo que pasa mucho en las relaciones. Para mí, tiene que ver con un comportamiento ansioso, de estar pensando siempre en lo siguiente y no en lo que estás ahora. Creo que es un problema de la relación que tienen Jose y Nisa y en general de nuestra sociedad, de nuestra generación y de las que vienen, casi como un consumismo emocional.

Me gusta mucho un mensaje con el que yo me he quedado que es que fracasar no es el fin del mundo, a la vez que desmitificar esa idea de “cuánto más te esfuerces, mayor recompensa” o “si persigues tus sueños, lo conseguirás”. Me hacen falta más trabajos con estas ideas, ¿os ocurre?, ¿qué opináis?

Inés Pintor: Creo que sí, que nos lo han inculcado y lo siguen haciendo. Hay que conseguir el éxito y parece que siempre se puede. En ese sentido, creo que no hay que conseguirlo y que el éxito cambia mucho a lo largo de la vida, que no significa conseguir el mejor puesto, tener una pareja… porque para cada uno, el éxito es una cosa. El problema nace de establecer qué es o que la sociedad te marque lo que tienes que conseguir. Creo que en la novela lo desmitificamos un poco, aunque ellos tienen ese pensamiento muchas veces. Y tienen muchos estímulos externos que les empujan a eso, a la vez que un aprendizaje.

¿Tenías clarísimo cómo acabaría el libro?

Inés Pintor: A nivel de estructura sí estaba claro, porque la hicimos al principio. Sabíamos que, narrativamente, íbamos hacia allí.

Pablo Santidrián: Teníamos claro que el final era volver, cada uno en puntos diferentes, y cómo sería ese reencuentro. Hemos dudado más sobre dónde ubicarlo concretamente, sobre el mapa de lo que hubo.

Ahora que tomáis distancia del libro, ¿qué viaje habéis vivido con ello?

Inés Pintor: No lo tengo muy claro porque creo que no ha pasado tanto tiempo. Lo siento demasiado reciente aún, me cuesta tener esa visión externa. Me hace falta más tiempo. Me gustaría esperar unos meses más y volver a leérmelo a ver qué remueve.

Pablo Santidrián: Con este proceso, siento como más responsabilidad o tensión, por las reacciones que recibes. Ha sido diferente a los cortometrajes o a la serie. Porque con el libro, es más diluido en el tiempo, ya que la experiencia del lector complementa la experiencia de escritura y aún la estamos viviendo porque cada semana recibimos nuevas impresiones.

Una anécdota.

Inés Pintor: Nos pasaba a veces que, como estábamos a la vez con otro guion, teníamos dudas y nos resonaban frases entre personajes de diferentes historias.

Pablo Santidrián: Siento que el año pasado, Jose y Nisan han sido las personas que más he visto en mi vida, como que siento que los conozco. Tienen una psicología más profunda que la de otros proyectos. Y pones algo más personal porque tienes más tiempo, además, y resulta más íntimo.

¿Qué viene ahora?

Inés Pintor: Estamos con una peli, en el proceso de preproducción; la adaptación de la novela Sigue mi voz. También tenemos un cortometraje que comienza su camino por festivales. Y tenemos dando vueltas por la cabeza un proyecto de largometraje.

Nisa y Jose viven en la isla de La Palma. Nisa, cansada de su familia, pasa las horas en un apartamento turístico vacío donde se cuela cada tarde. Un día, Jose, el hijo del propietario, la descubre y queda fascinado con ella. Junto al fuego de las hogueras, comienza una relación apasionada y turbulenta. La trágica erupción del volcán de La Palma y sus problemas familiares llevan a la pareja a Madrid, donde su amor se enfrentará a nuevas preguntas: ¿qué los une realmente?, ¿se puede seguir adelante después de haberlo perdido todo?, ¿cuántas veces puede resurgir un amor de las cenizas antes de apagarse por completo?

Amanda H C

La breve historia