Una duda se me extendía por el cuerpo el pasado miércoles en uno de los estrenos de la Primera Edición del Festival Sala Joven. Cómo nos podría sorprender o qué nos iría a mostrar la compañía Mujer en Obras después de su enorme trabajo deconstructivo con LA {mujer en obras}. Basta echar un vistazo rápido a su material por redes sociales para percatarse de lo claro que lo tenía este equipo; de nuevo un grupo de mujeres en alto para enjaular y dejar libre después algo que se nos pasó desapercibido: Ese toro que no veíamos.
Esta pieza, nacida durante el confinamiento derivado del COVID 19 en Madrid, ha alumbrado ahora en el Teatro Galileo una poderosa oportunidad para conocer la intimidad de varias madres que se encontraron, de un día para otro, encerradas en sus casas con niñas y niños con edades comprendidas entre los 3 y los 8 años.
Los primeros testimonios suenan al entrar ya en la sala. Madres y profesoras que han participado en el proceso de investigación revelan palabras que, seguramente, nunca imaginaron pronunciar y menos en tales circunstancias extraordinarias. Conocerlas, acercarlas a un patio de butacas y vestirlas con diferentes perspectivas hace que sus experiencias se nos acerquen como si fueran las voces de nuestras vecinas, amigas o compañeras de trabajo. De esta forma, también asistimos al eco del profundo ejercicio de reconocimiento que han sabido o tenido que hacer hacia sus propias hijas e hijos en aquel tiempo en pausa a través del que tuvimos que seguir viviendo.
En su empeño por identificar la creación colectiva como portavoz de personajes femeninos como origen y resultado, esta propuesta es un collage blindado por diferentes voces que han entendido y saben de su necesidad de escucharse entre sí y de encontrar su espacio en el escenario aunque en ningún momento se miren. Laura Barceló, Pilar Bergés, Eva Chocrón, Virginia de la Cruz, Matilde Gimeno, María Jáimez, Víctor Nacarino, Violeta Orgaz y June Velayos se encuentran para contar un episodio ya histórico pero también para construir una galería de imágenes y de relatos (de textos de ficción originales y poéticos) que cuentan con un lenguaje especialmente sensitivo con la actualidad. El humor, la acidez de algunas escenas así como la interpretación a modo de imán que poseen todas ellas componen una exposición cargada de voracidad por un compromiso social y feminista.
Lo que ha ocurrido es que Javier Ballesteros, en la dirección y dramaturgia, ha fusionado ficción y realidad para darnos un empujón y ofrecernos un paisaje que se acicala con entonaciones pegadizas como la canción “primero para arriba y luego para abajo” (inolvidable ya) y para regalarnos palabras que originan nuevos escenarios e invitan a hacer puente, a latir en convivencia o a conocer más allá de la vuelta de la esquina. A su lado, la colaboración de Ernesto Artillo en una fabulosa e implicada dirección de arte, vestuario y escenografía,ha conseguido convertir esta obra en pura exhibición llena de símbolos de fantasía y aportaciones comunes que no desentonan.
Esta creación se parece a la sala de una galería de arte (cualquiera que se nos aparezca en la mente) pero habiendo descartado las viejas tradiciones de un museo, pues ya solo la iluminación de Antiel Jiménez nos sirve para dejar de observar el camino y fijarnos en las formas. Paseamos la mirada entre las figuras y estas despiertan para encontrarnos.
Hay un impulso fervoroso en mí en aplaudir a este equipo por hacer un teatro que no significa conclusión, por hacer uno tipo de trabajo que agranda el foco y se sale de los límites de un escenario para convocarme a mí también. Y quizás a ti. O a ellas. O a otras.
El Festival Sala Joven es una iniciativa de Teatro Urgente y Teatro Galileo con once propuestas de creadores y creadoras entre los 20 y los 35 años. Su programación estival ha sido dirigida por la dramaturga y actriz Karina Garantivá y se celebra del 16 de junio al 18 de julio.
Ese toro que no veíamos eleva a cada personaje, a cada madre, convirtiéndola en parte de una instalación, de una exposición. Una galería de estatuas vivientes que despiertan y se activan para decir, para invocar, para cantar y para bailar esta situación extraordinaria que resuena ahora en común y se resignifica con cada día que pasa.
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