El Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa ha abierto sus puertas a Molière con una nueva versión del clásico El enfermo imaginario. Comedia, enredos y críticas son la base de esta propuesta que viene de la mano de la compañía Morboria en los días en los que se celebra el IV Centenario del dramaturgo.
La obra, de sobra conocida por el público y que en esta ocasión sigue la versión realizada por Eva del Palacio, presenta la historia de un enfermo, de nombre Argán, que no es tal. Este es engañado por un sinfín de médicos y de enfermedades de carácter sugestivo que le llevan a desempeñar una vida llena de miedos que afectan a toda su familia. Tal es el pavor, que decide casar a su hija con un profesional de la medicina para que, cuando sea necesario, todo quede a mano y en casa. Lo que no sabe es que la joven está enamorada de otro y todo ello complicará mucho los sueños y ambiciones del padre. Con estos hechos, empieza la comedia rodeada de carcajadas y denuncias veladas que, aún hoy en día, siguen vigentes.
En este nuevo trabajo se ha respetado el espíritu clásico de esta creación por lo que hará las delicias de los puritanos del género. Pero, a su vez, han sabido con acierto y maestría traer el texto al presente, haciendo más de un guiño a la situación actual, con un gran trabajo en el que no desafina nada. A pesar de la duración prolongada del espectáculo, 125 minutos aproximadamente, en ningún momento pesa en el espectador, ya que la calidad del montaje hace que viaje y se mimetice en la obra disfrutando con risas a todo momento.
Y es que en esta compañía son profesionales a la hora de hacerse con el público y llevarlos a su terreno. Para conseguirlo, no escatiman en esfuerzos y no dudan en traspasar la cuarta pared y parlamentar con los asistentes o hacerlos bailar al son de una danza oriental. Ya lo comprobamos en otra de sus propuestas del escritor francés, El avaro, que se pudo ver en escenarios como el del Teatro Tomás y Valiente de Fuenlabrada y próximamente en el del Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares.
Así, destacan escenas llenas de fuerza y con un gran carácter visual como es la danza de la muerte, representada por varios esqueletos, en la parte inicial de la obra durante un sueño del protagonista.
Todo ello se lleva a cabo con un elenco de actores y músicos de gran calidad. Siendo esta creación de carácter coral, todo encaja a la perfección y es un lujo ver la maestría en escena. Ante todo, destaca el actor que encarna a la figura de Argán cuyo nombre es Fernando Aguado. Capitán de un barco en el que también resaltan las actuaciones de otros como es el caso de Eduardo Tovar bordando la interpretación del pretendiente de la hija del enfermo, Daniel Migueláñez como experto galán o Luna Aguado como la hija ya nombrada. Se debe destacar que cada uno de ellos interpreta otros personajes a lo largo de la comedia; algo que agranda la excelencia si cabe.
Lo mismo, en parámetros estéticos, se puede decir del grupo de músicos que aportan elegancia y efectos sonoros en directo y con gran calidad. Estos son: Miguel Barón, Milena Fuentes y Javier Monteagudo.
En referencia a los aspectos técnicos, destacan por encima de todo la escenografía y el vestuario. Siendo una rara avis en estos tiempos en los que menos es más, aquí se apuesta por un decorado clásico muy logrado y versátil que, sin recargar, hace que la escena tenga un soporte de gran belleza creado por la propia compañía. Lo mismo se puede decir del vestuario y la caracterización de varios de los personajes de gran calidad y haciendo, mediante el uso de telas y maquillajes, un estudio psicológico que ayuda al espectador a conocer más a cada uno de ellos. Estas labores artísticas están llevadas a cabo por Ana y Eva del Palacio y Fernando Aguado.
Sin duda, una propuesta potente que, aunque con ropas del pasado, habla del presente y da una lección de vida y de forma de hacer teatro.
Argán se cree muy enfermo y no puede vivir sin estar rodeado de médicos. Para conseguir tener uno en la familia que le haga ahorrar la ingente cantidad de dinero que destina a sus curas, medicamentos y potingues, no duda en concertar un matrimonio de conveniencia entre su hija Angélica con Tomás, el hijo de su médico preferido, el señor Diafoirus. Entretanto, Belinda su segunda esposa se comporta como una perfecta madrastra, esperando el inminente fallecimiento de su esposo le presiona para hacer testamento… Pero Toñita, su fiel criada, con la complicidad de Beralda, la hermana del señor Argán, harán todo lo posible para ayudar a Angélica a realizar un enlace por amor con el joven Cleanto y además, revelar la hipocresía de su esposa desbaratando todos sus maléficos planes. Una esperpéntica ceremonia final transformará al enfermo en doctor y será liberado de todos sus males.
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