Muchas son las escritoras que en nuestro Siglo de Oro alzaron la voz y la pluma para contar historias. Sin embargo, hasta hace poco, estas se habían diluido entre las páginas del pasado y su olvido fue real además de doloroso. Ahora reviven para dejar claro que ese esplendor también tiene nombre de mujer.
Así, en la decimocuarta edición del Festival de Olmedo Clásico, se ha apostado por mostrar sus obras, inaugurando estos días de teatro con Valor, agravio y mujer de Ana Caro, en la Corrala del Palacio del caballero el pasado viernes 12 de julio, después de su paso por Almagro. Con esta propuesta de la escritora andaluza sobre las tablas se ha dejado claro que tenían razón quienes la definían como “insigne poeta que ha hecho muchas comedias”*.
La propuesta sigue el esquema de una comedia de capa y espada al corte del mismísimo Fénix de los ingenios pero con un punto diferente a lo habitual, ya que, en esta ocasión, es una de las damas protagonistas la que coge el timón de la situación y decide luchar por restablecer su honor y conseguir su propósito. Al igual que la Laurencia del citado Lope decide ser dueña de su destino sin la necesidad de que un hombre lo haga por ella. Y es que Leonor (interpretada por Raquel Varela), que así se llama esta mujer, después de haber sido burlada por don Juan, viejo conocido de la escena, hace las maletas y, junto a su criado, llega a Flandes; donde está su amado intentando seducir a la bella condesa Estela (en el cuerpo de Raquel Nogueira) y caer bien a su prima Lisarda (dada vida por Alejandra Mayo). Para conseguir sus propósitos llevará a cabo mil y una acción como es el hecho de que decida disfrazarse de hombre, bajo el nombre de Leonardo, y así poder infiltrarse en dicha corte.
Todo un mensaje que contar a esas mujeres que lo perdían todo y no podían protestar. Un “sí se puede” en toda regla que, en esta ocasión, viene de la mano de la unión de Fundación Siglo de Oro y Teatro del Temple. En una obra coral en la que todo el elenco artístico brilla con luz propia (formado por los ya citados a quienes hay que sumar a Jesús Teyssiere y José Juan Sevilla), sabiendo mezclar lo bueno de nuestro siglo más bello, culturalmente hablando, para llegar a las gentes de este XXI y no dejarlas indiferentes. De todos ellos destaca la figura de Don Juan de Córdoba interpretada por Julio Hidalgo, quien encarna con mucha maestría un personaje tan arquetípico de nuestra literatura sin casi despeinarse. Algo lógico teniendo en cuenta que ya está familiarizado con este “aborto del abismo” al haber participado en el Don Juan de Alcalá en el año 2016.
Comedia con reivindicación que gusta y con derecho propio. Si hay un pero que destacar, de esta propuesta dirigida y adaptada por Verónica Clausich, se encuentra en un aspecto de la escenografía (diseñado por Anna Gil). Dos espacios divididos por unas gasas que en ocasiones dificultan la visión. Quizá en otros espacios hubieran funcionado mejor pero al estar al aire libre se debería de haber aprovechado más el escenario natural de la Corrala que el festival ofrece. Por lo demás, incluido en este campo, todo son aciertos.
La iluminación y el vestuario (llevados a cabo por Alberto Yagüe y Susana Moreno respectivamente) encajan a la perfección con ese gusto clásico pero de porte contemporáneo. Haciendo todo más cercano al espectador y dejando claro que el mensaje que quiere dar la obra sigue siendo muy actual.
El final, como no podía ser de otra manera siguiendo las ideas de la época, es feliz al igual que el estado de ánimo del convidado a esta comedia cuando las luces se encienden y toca volver a casa.
*Dato extraído de la publicación ‘Diccionario de mujeres célebres’ escrito por Cristina Segura Graíño en su edición del año 1998.
La trama de la obra se apoya en los tradicionales recursos dramáticos de la comedia. Leonor, acompañada de su criado Ribete, viaja a Flandes en pos de don Juan, su amante, quien la ha abandonado. Con traje de hombre y con el nombre de Leonardo, Leonor se propone a recuperar su honor. Don Juan, por su lado, intenta ahora seducir a la condesa Estela, pero ésta se enamora de Leonor/Leonardo. Por medio de una serie de engaños y confusiones de identidad, Leonor logra al final de la comedia su cometido: denunciar la traición de don Juan y forzarlo a casarse con ella.
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