El Teatro Fernán Gómez. CC de la Villa acoge el estreno nacional de La casa del lago en su Sala Jardiel Poncela. España es el segundo país en el que se representa esta obra del australiano Aidan Fennessy y que se encarga de dirigir ahora Fernando Soto. Durante el mes de marzo y hasta el próximo 2 de abril, el público puede ser testigo (en) directo de un thriller apasionante en el que la colocación de dos personajes desconocidos en un páramo aún más insólito basta para desencadenar la verdadera magia del teatro; ser espectador de una historia que te atrapa desde el principio por las preguntas que insinúa y por un final que contesta a otras que ni siquiera nos habíamos planteado.
El dramaturgo y director de escena Aidan Fennessy estrenaba en Sydney, en el año 2013, esta pieza inquietante, cuanto menos, y rica en valores y cuestionamientos actuales que el público va resolviendo poco a poco con pistas y acertijos constantes. Las dosis de curiosidad son cubiertas, así como las dudas y la tensión propuestas. Gran acierto de un equipo que ha equilibrado cada detalle para que cada espectador se deje llevar hacia un final hitchcockiano de mirada intensa y terrorífica (no daremos más pistas).
En palabras del director Fernando Soto, La casa del lago es “algo más que un thriller psicológico porque también es social ya que entorno giran temas como la justicia, la injusticia, las relaciones humanas, laborales, etc.”. Buceando en la memoria y en los fallos que presenta esta capacidad humana, las 12 escenas de La casa del lago presentan un lenguaje directo alargado en unos 15 días, en los que quizás haya fallado el uso de la parte escenográfica en la que se dibuja el paso del tiempo. A lo mejor, concebir esta obra a tres bandas no es el mejor ejercicio de dirección que podía haberse autoimpuesto el montaje aunque tampoco descartamos que importe demasiado este hecho, ya en la figura de ambos personajes está la esencia, el desarrollo y el desenlace de esta historia. Y es más que suficiente.
Fran Calvo, quien se interesó por esta obra y se ha encargado de la traducción y en “dar a conocer otro tipo de dramaturgias anglosajonas que no llegan a nuestro país”, protagoniza con Verónica Ronda un montaje lleno de giros narrativos, al más puro estilo de Hitchcock y con dosis claves de Poe. Con ellos, la intriga está servida y disfrutada; desde la videovigilancia antes de entrar en la sala, hasta que la verdad es abatida por dos actores que conjugan una narrativa a la altura que exige este trabajo.
La casa del lago también cuenta con el vestuario de Marianne Roland, el espacio sonoro de Mariano Marín, la escenografía y la iluminación de Javier Ruiz de Alegría, el diseño gráfico y fotografía de escena de David Ruiz, la producción ejecutiva de Jesús Sala y la fotografía de cartel de Laura Ortega.
Óscar Almeida, abogado criminalista, despierta una mañana en la habitación de un hospital sin saber cómo ha llegado allí. Alicia entra en la habitación con una carpeta, un ordenador portátil, documentos y varias fotografías. Información acerca de un terrible accidente en el que Óscar se ha visto involucrado pero del que no recuerda nada. Alicia debe trabajar rápido para unir las piezas del puzzle de un misterioso incidente antes de que él vuelva a olvidar todo.
Más teatro
«lA CASA DEL LAGO» Es una obra de teatro que da para mucho que pensar, por las preguntas que se realizan de la realidad y las inesperadas…
Me gustaMe gusta