Llegamos al Umbral de Primavera un día más y descubrimos a un grupo de 6 jóvenes actores intentando interpretar y recorrer a las mujeres más conocidas de Lorca. El Agua que se va es una obra que entraña una armonía excelente y que encuentra y une grandes títulos como Bodas de sangre, Así que pasen cinco años, Doña Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba o El público.
La compañía Teatro a7 presenta su primer espectáculo en el que la primera pregunta parece surgir con insinuada perfección; ¿qué es una mujer? Muchas afirmaciones pretendieron dar una respuesta clave, cercana o acaso actual. Pero nadie sabe ser mujer como lo hicieron las palabras de Lorca. Esta producción nace de la investigación de los mundos creados por el poeta granadino y ayuda a desentrañar significantes que van más allá de la presencia del personaje femenino en un teatro.
¿Y cómo 6 actores hacen de mujeres en un escenario para dar voz a las lorquianas? Con música, con la voz ronroneada de Airel Muñoz acompañada del resto de sus compañeros, con alegría, con dolor y sobre todo con mucho arte y con La Tarara y Anda jaleo. La inteligente y artística dirección de Rachel Mastin, quien también ha configurado la dramaturgia junto a Alejandro Pollán y Borja Ibáñez, hace que este montaje sea un pellizco a la nostalgia, a la rebeldía escénica y a la contemporaneidad que rodea las condiciones teatrales en diferentes espacios (des)conocidos.
Alfonso López, Alejandro Pollán, Guillermo García, Airel Muñoz Sánchez, Pedro Gosálbez y Borja Ibáñez ponen sus voces y sus cuerpos de una manera sencilla pero grandiosa. No os mentimos si están para enmarcar por lo bonito que lo hacen todo, por la delicadeza puesta en cada palabra y por lo atrayentes que resultan ser yendo descalzos y vistiendo de oscuro. La coreografía de Marta Gómez aporta una ficción conmovedora y enriquece aún más el juego visual que nace en el lenguaje del poeta y dramaturgo.
Salimos del Umbral de Primavera un día más con la sonrisa en la boca y con el aplauso aún en las manos. El grupo de 6 jóvenes logró con creces ser y dar reflejo a las mujeres de Lorca, transplantadas en las palabras de sus poemas, canciones y obras de teatro y mostradas en El Agua que se va con pasión y con el encargo perfectamente superado.
El agua que viene por el río es completamente distinta de la que se va.
Es un viaje a la gran obra de Lorca, el viaje de seis chicos, jóvenes actores, que quieren montar una obra suya. Pero, ¿Cómo hacer Lorca sin mujeres? Tras esta pregunta descubren el ser mujer encarnando a los personajes lorquianos antes de entrar en un espacio mágico en el cual abordan la muerte, el tiempo que pasa y las pasiones que sobreviven a él para, por fin, cuestionar desde el escenario la función del creador en el teatro.
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