Constelaciones familiares vuelve a la escena madrileña y se representará los viernes 20 y 27 de enero a las 20h en La Nao 8.
Iván Bilbao ha puesto en marcha y sobre escena una trilogía teatral que comienza con Constelaciones familiares y que prosigue con Brotada y Ataraxia. Escritas y dirigidas por el autor, son obras protagonistas en el circuito off de Madrid y representadas, las dos primeras, en Nave 73. Presentando una familia que se sale completamente de lo común, Constelaciones familiares nos acerca un universo lleno de sorpresas, devociones y violencias, cuya estela va a perdurar en vuestras cabezas bastante tiempo.
Cada uno de los personajes creados por el dramaturgo y director Iván Bilbao merecería un párrafo, horas de detenimiento y, quizás, su propia obra. Los cinco actores en escena conforman una reunión poco armoniosa pero que acaba transformándose en un conjunto, del que destacar su dirección y acierto para llamar la atención sobre lo que el público está viendo y, en un principio, no alcanza a saber explicar.
Chos comienza esta aventura, con un personaje sin un látigo de culpa y perfectamente permeabilizado en su figura. Ella es (la) madre pero juega a dar a entender que podría no serlo, desvirtuando un papel maternal que bien merece toda la lógica que pueda juntar el espectador. A su lado, el marido. El padre. El hombre. El pirata. Klaus presenta un personaje elegante, que poco a poco se va saliendo de su traje, de su pulcritud y va soltando las manos. Esconde, con brutal seguridad, una fiera enjaulada que, a un ritmo correcto, se va destapando.
Los más jóvenes son encarnados por Olivia Baglivi, Fede Rey y Alba Celma. Los personajes interpretados por Baglivi y Celma forman un perfecto caleidoscopio en el que reflejarse mutuamente; la primera baila a su propio son, sin vergüenza, y la segunda parece no tener límite artístico ya que es la que, interna pero astutamente, desentraña la acción más violenta. Ambas actrices realizan y son en sí mismas una performance inolvidable.
Por último, Rey, con su Libertad en esta obra y su Edu en Brotada, nos hace ser conscientes de que es uno de los personajes mejor construidos que han pasado por Nave 73. Puede ser lo que quiera en escena y estamos seguras de que no lo decimos por decir. No sabemos qué tiene Fede; si son sus ojos, su sola presencia que destaca como nadie, su magistral encanto masculino o que sepa arrasar con sus interpretaciones de una manera viva y llamativa. No conseguimos explicarlo pero lo tiene. Y descubrirle y seguirle en sus trabajos está siendo un camino especialmente bonito.
Y así es esta familia. Y casi como son los personajes es su historia. Y así os hemos querido hablar nosotras de Constelaciones familiares, como un retrato familiar, a modo de árbol genealógico peligroso que te hace estar alerta desde el minuto uno sobre el escenario y que explota en plena fiesta de cumpleaños. Suponemos que la alfombra que hay en escena debe de ser la encargada de recoger toda la basura que intenta ocultar esta familia, perturbadoramente fantástica. Atreveos a asomaros a sus miserias, a sus pequeños logros y a sus deseos abruptos llevados a la realidad.
Un día te despiertas, decides que eres un conejo y que tu único objetivo en la vida es defender esta decisión al máximo. Te estas engañando. Si te aferras a la cocaína, algo no va bien, y si te agarras al pasado como a un clavo ardiendo para no vivir el presente, carece de sentido, entonces te lo tragas con vino tinto. ¿Cuantas visitas nocturnas hacen falta para que se me olvide dormir? ¿Cuántos seguidores necesito tener en Instagram para tener el ego contento? Golpe a golpe, yo soy tu gatita. Levántate, que la vida no sólo son hostias en la cara, ponte guapa por si te llama Almodóvar. Saca lo malo, sácalo, aunque recuerda, para poder estar en la luz, hay que saber estar en la sombra. Firmado: Candela Sánchez.
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