Había ganas, había mucha expectación y, por fin, Aladdín el musical ha llegado para quedarse a la cartelera madrileña. La nueva producción de Stage Entertainment recupera el clásico de Disney de hace 30 años y añade nuevas canciones y argumentos que hacen vibrar de emoción al patio de butacas.
El Teatro Coliseum se engalana con la máxima espectacularidad y nos recibe con una obra mágica con la que cuesta no dejarse llevar y confiar un ratito que se está contemplando otro mundo. Es buen síntoma que el politiqueo, las relaciones personales y los problemas sociales no se disfracen y queden también acogidos en una de las historias de amor cinematográficas más recordadas de nuestras infancias.
Aquellas personas que tengamos buena memoria de la película podremos seguir los diálogos e incluso adelantarnos a ellos, dada la casi perfecta traslación que han hecho en esta adaptación teatral. Pero si no eres de las que tiene la historia o las canciones en la cabeza, no hay ningún problema. Este es un show que enamora por la grandiosa escenografía y sus cuantiosos y complejos cambios de paisajes, por un vestuario cuyas brillantinas llegan incluso a las últimas filas y por unos trabajos interpretativos que valen sus pesos en oro. Es difícil quitar la vista sobre cualquiera de los detalles que sorprenden, apoyados en un trabajo audiovisual y técnico que forman un engranaje que permite imaginar mucho más de lo que aparece proyectado sobre el escenario.
La máxima atención se la lleva, sin ninguna duda, el personaje del Genio, con una astucia y un salseo escénico que revitaliza la cartelera de la gran vía madrileña entera. El intérprete David Comrie creo que podría hacer él solito el musical y, al finalizar, seguiríamos aplaudiendo con la misma pasión que pone en su papel. De matrícula de honor.
El elenco al completo consigue deslumbrar, y no solo en apariencia, con unas increíbles voces y talentos que hacen de este musical uno de los imprescindibles de esta temporada y quizá de alguna venidera. Los principales papeles, Roc Bernadí como Aladdín, Jana Gómez como Jasmín, Álvaro Puertas como Jafar o Ian Paris como Iago, son solo la punta del iceberg de una propuesta que se sigue con facilidad, se disfruta con diversión y emoción y se aplaude para querer mantener su recuerdo mucho tiempo más.
El puntazo negativo; el espectáculo sería perfecto si no tuviera tantos desperfectos heteropatriarcales asomando. Que un musical en 2023 siga incluyendo un trío de machos con su propia canción yendo a la guerra, enseñando musculito y matando con espadas a sus enemigos, y otro de chicas sin ninguna otra razón por vivir que ponerse guapas y enamorarse de estos gañanes deja bastante aún sobre lo que reflexionar y cambiar. Y ojalá se hubiera tenido un poco más de sesera para no caer en estos errores que podrían cambiarse con un simple deseo.
Aladdín, el musical es una aventura espectacular basada en un cuento que ha sido reinventado una y otra vez en muchas culturas. Una fábula eterna que se basa en cuentos de África, Arabia, China, Europa, India, Persia y Rusia y querida a través de generaciones y culturas. Esta adaptación está profundamente relacionada con el rico y diverso tapiz de las culturas, de los idiomas y de las tradiciones estéticas de Oriente Medio y África del Norte.
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