Guillem Albà, time speed

Es una pena que Guillem Albà venga tan poco a Madrid. Pero bienvenido sea cada tanto que nos regala un trabajo suyo en la capital. Esta vez, lo hace con Calma!, una pieza de teatro visual y gestual, títeres y sombras para reírse de las prisas de la sociedad contemporánea y abrazar al público de una manera original y divertida en el Teatro del Barrio.

El día necesita tres horas más para que en nuestra vida tengamos tiempo de respirar comienza una famosa canción de Modestia Aparte. Yo lo cambiaría por 24 horas más y ni aún así daríamos abasto en este círculo vicioso de estar siempre haciendo cosas por dinero, por supervivencia social o por necesidad capitalista (que viene a ser todo un poco lo mismo, la verdad). Para intentar desconectar un poco de todo eso y de cada batalla personal, buena o mala, que estemos librando, esta obra nos da no solo una vía de escape sino un refugio en el que compartir, parar de perseguir al tiempo y dejarse llevar por nuestros propios instintos.

Este es un solo sin palabras, una pieza cómica, poética y tierna. A la vez, resulta muy desafiante con la actualidad en la que vivimos y que tanto nos absorbe y nos deja sin ganas para levantar la vista del móvil o para hacer lo que sintamos y repensarnos desde otra perspectiva. Es por ello que, en escena, resulta explosivo que se represente a alguien que se quiera hasta privar del sentido de la vista y del oído con tal de parar el ruido que le martillea o veamos la carrera de toda una vida impuesta por aquello que debemos hacer o se espera de nosotres.

Sin olvidar la magnífica escena de time speed, una sucesión de aspiraciones a las que no llegamos a tiempo, pero con fácil solución; una caja mágica que, ante los jaleos de las y los asistentes y la astucia del protagonista, proporciona de manera rápida y efectiva la meta, cual máquina expendedora de deseos ultramegaprocesados. ¿Quién no querría tener instalada una en cada esquina?

Calma! habla sobre las prisas y en las palabras de su creador se encuentra mucha verdad e identificación: “Miras a tu alrededor y ves que todo el mundo corre. Nadie para de correr. Y tú también lo estás haciendo. Y no sabes exactamente por qué. Te das cuenta de que justo después de dejar de ser un niño te pusiste a correr y ya no has parado. El trabajo, y producir más, y hacer muchas cosas, y ganar más dinero para hacer lo que quieres… Pero no tienes suficiente tiempo para disfrutarlo. Porque tienes que trabajar más. Y el tiempo no se para, y tú intentas no estresarte, pero, aun así, no paras de correr.

En su recorrido, hay hueco para la crítica, la observación detenida y la esperanza de llegar a hacerlo mejor. Desde la carga abusiva de la tecnología a la que vivimos conectadas, pasando por la necesidad de parar a respirar, hasta profundas reflexiones sobre mirarnos, tocarnos y aplaudirnos incluso por querer romper con todo eso y más. Es increíble cómo este payaso contemporáneo utiliza los gestos, la música y una línea invisible que nos reúne en un espacio para acoger a las espectadoras y espectadores de manera sensible y práctica. Y nos invita precisamente a dejar de ser público y convertirnos en actuantes ya que “ir al teatro, hoy en día, es ya un acto revolucionario. Con tanta información que nos llega al cerebro, parar un momento y ver a alguien que actúa en directo, y que para el tiempo para compartir una rato, es ya un acto heroíco”.

Y como nos recuerda este artista, no sabemos cuánto dura, ni cuándo terminará esto que llamamos vivir. Aprovechémoslo. Dejémonos de tonterías. Vamos a disfrutar. Compartamos momentos preciosos como los de esta Calma! Cada uno de sus minutos bien merece un respiro profundo y, al menos, una inquietud nueva con la que continuar nuestro ritmo vital.

Guillem Albà nos cuenta, solo y sin palabras, un hecho tan complejo y a la vez tan cotidiano: la prisa. Ese «correr todo el rato»; en el que vivimos instaladas, llevando al espectador a disfrutar de una experiencia por momentos cómica, por momentos poética. Nos llevará a cuestionarnos nuestro día a día y el propio viaje vital. Si vale la pena correr tanto, si estamos haciendo lo que realmente nos llena. En definitiva, ¿queremos seguir así o queremos cambiar de velocidad?

Amanda H C

Teatro del Barrio

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