Sentarse en primera fila en la Sala Princesa del Teatro María Guerrero a disfrutar de Breve historia del ferrocarril español debe parecerse (con cierta distancia contemporánea) a la sensación que tuvo el público que vio por primera vez La llegada del tren de los hermanos Lumière. Fue a finales del siglo XIX, cuando el cine estaba ya en marcha, como lo estuvo años antes este medio de transporte que revolucionó la sociedad y sobre el que tanta y concienzuda miga ha encontrado el autor Joan Yago al relacionarlo con España, sus reyes y reinas y, a la vez, con nuestra historia, queramos o no.
Durante la temporada 2020-2021, Yago escribe un texto en el marco del programa de Residencias Dramáticas del Centro Dramático Nacional, “una mirada al origen del capitalismo en España y a su estrecha relación con la familia real”. Es en estos días de otoño de 2022 cuando llega al escenario con la dirección de Beatriz Jaén, quien nos propone un viaje trepidante y casi sin descanso con el que ir divirtiéndonos, asimilando y contemplando un paisaje que podríamos pensar ha cambiado durante los siglos, pero que lo único que ha hecho es modernizarse y seguir desarrollándose en inmoralidad e indecencia.
Esta clase extendida de Historia en forma de obra de teatro tiene a dos protagonistas abanderadas del desenfreno controlado y la pasión por contarnos un cuento real. Paloma Córdoba y Esther Isla son las actrices que, en primera instancia con sus propios nombres, reclaman nuestra atención para luego ir entonándonos con saltos de personajes, masculinos y femeninos, que van pellizcando restos del pasado y haciendo trasbordos en puntos claves que nos siguen explicando como país aún hoy en día. El traqueteo con ellas es sencillamente delicioso y digno de aplaudir, gracias también a la escenografía, que se convierte en lienzo y otras veces en tren o alcoba y que firma Pablo Menor Palomo.
Y si las vías de esta narración viajan hasta prácticamente nuestros días en orden cronológico, el vestuario lo hace a contracorriente y de una manera rica en detalles constantes que no pasan desapercibidos. La travesía que propone Leonora Lax se vale al principio de sutiles pero importantes prendas para acabar haciendo un despliegue de galantería, en una vestimenta exquisita y rica que estaría directamente lista para enmarcar y pasar también a la historia. Este de menos a más acompaña y realza el trabajo en equipo del que hace gala la función, finura muy digna y dichosa de ver por la iluminación de Enrique Chueca, la videoescena de Elvira Ruiz Zurita o el espacio sonoro de Pepe Alacid.
Casi dos siglos separan el primer viaje del ferrocarril Madrid-Aranjuez y la inauguración del AVE a La Meca. España con tradición de escándalo. España con mirada tan histórica como corrupta. Nuestro país en manos del poder, del dinero y de la política. En resumen, España como sigue siendo, mansión para unos pocos que siguen manejándolo todo. Y sobre todo, España con trenes, con muchos trenes. Sigan circulando, aquí no ha pasado nada.
Que usted no sienta pasión por los trenes, que no le interesen en absoluto, que los aborrezca o incluso que le repugnen, no significa que no necesite saber su historia. Nos gusten o no nos gusten forman parte del paisaje en el que vivimos. Y su presencia en este paisaje, igual que la de las iglesias y los pantanos, igual que los inmensos campos de colza o las urbanizaciones semidesiertas, no tiene una naturaleza arbitraria. Por eso esta noche intentaremos hacer un ejercicio de memoria, con la esperanza de hacer al mismo tiempo un ejercicio de justicia.
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