Nos apretujamos en la entrada de la Sala Mirador. El patio que nos recibe, tan identificativo ya con la frase Cuando el parlamento es un teatro, los teatros deben ser parlamentos, acoge esta tarde la lectura de una obra inédita de Sergio Villanueva. Las voces previas en los últimos minutos son altas; hoy el público se conoce y las conversaciones animadas inundan rápidamente el patio de butacas, frente a las tres sillas en el escenario aún sin ocupar. Nuestra señal es clara cuando una voz de bienvenida nos interpela. Se abre una puerta al fondo, las luces bajan y entran 4 figuras.
Son Daniel Coronado, Juan Diego Botto, Eva Llorach y Sergio Villanueva. 3 de ellos toman asiento, el cuarto, Coronado, queda capitaneando la batuta de la pieza en un atril, desde el que expone a los recién llegados; estamos ante Federico García Lorca, Margarita Xirgu y Pedro López Lagar. Reunidos en una sala de almacenaje del Teatro Español, sus voces corresponden a un ensayo de la próxima obra del artista granadino titulada Yerma.
La rota voz del agua se forma sobre tres ejes a través de los que compartir parte de la historia de España y muchos de los deseos artísticos de la época, fácilmente contemporáneos también ahora. Federico se nos presenta convencido de la revolución que conlleva hacer teatro y enamorado de la pobreza, a la vez que aprisionado por sus propios deseos de contagiar al público. En una especie de enfrentamiento de ideas, tendrá en frente a Pedro, quien necesita encontrar trabajo como actor por tener la seguridad de comer el mes que viene. En medio, Margarita, cariñosa con ambos, testaruda en encontrar un punto de equilibrio y en luchar de igual manera por aquello que es justo desde su posición.
El hambre que comparten los tres, vital y metafóricamente, en un rincón olvidado del teatro les hace rendir cuentas personales y sociales de lo que ocurre de puertas hacia fuera. Y Yerma es la causa propicia para animar lo que en principio parece un simple ensayo, una simple historia de infertilidad, y convertirlo en un diálogo a tres voces en torno a un futuro que tiembla y está a punto de venirse abajo unos meses después. Quizás este encuentro sea la única oportunidad que tengan para mirarse a los ojos por última vez y hablar sin miedo, en un espacio tan frío como seguro. Porque el miedo ya empieza a escucharse, ya está haciendo su mejor aparición en las calles.
El epílogo de la pieza se liga con la realidad de cada uno de los personajes que hemos visto asomarse en escena. De manera metafórica y poética, el destino de Lorca aparece en un claro de luna. Tras él, y de una manera más realista, esta pequeña historia se cierra con las de Xirgu y Lagar, ambos lejos de su tierra, en lugares donde se convirtieron en artistas y pudieron alzar la voz que en España estaba prohibida.
Esta lectura dramatizada del nuevo texto inédito del actor, director y escritor valenciano Sergio Villanueva forma parte de las lecturas inéditas en La Mirador y fue escuchada el pasado jueves 31 de marzo. Esperamos fecha de representación pronto. Y que (nos) revolucione los teatros y la vida.
La rota voz del agua es una obra de teatro que nos plantea un posible encuentro entre Federico García Lorca, Margarita Xirgu y el actor Pedro López Lagar en una sala de almacenaje del Teatro Español en diciembre de 1934, a dos semanas del estreno de una nueva obra de Lorca titulada Yerma. Durante algo más de una hora asistimos a una sesión de trabajo en la que van a probar si Pedro es capaz de sustituir a Enrique Borrás en el papel de Juan. A puerta cerrada, lo que podría ser una fácil sesión de trabajo sobre la primera escena de la obra, se convierte en una analogía del conflicto que está sucediendo entre españoles y españolas en ese momento en las calles de Madrid y del resto de España.
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