Uno de los personajes más conocidos y, a la vez, más desconocidos dentro de la historia del teatro hace gala ya, desde hace mucho tiempo, de haberse visto adaptado en incontables funciones por las que navegan ya varias generaciones. Estos días, es el turno de aproximarse a esta obra cumbre en el espacio artístico El Umbral de Primavera con el estreno de Godot o la muerte no siempre tiene la última palabra, a quien se puede ir a esperar los viernes de este mes de diciembre y de enero.
David Llorente firma esta versión y dirección en las que encontramos a dos protagonistas, Leo y Mia, extraviados con el único objetivo de encontrarse a Godot. Estos dos personajes quedan unidos por dos ideas contrapuestas; la de haber leído en un periódico que hay gente feliz y la de aceptar, por desconsolado que sea, las ruinas de una vida que no puede ser peor. Desde el cruce oscuro de caminos en el que se encuentran, serán otros personajes los que lleguen hasta ellos y con los que remuevan otros temas como el amor, el odio, la violencia, el escarnio, la envidia, el remordimiento o la venganza.
El reparto, conformado por las actrices y el actor Laura Leal, Leire Riesco, Laura Blossom, Elena Kovasi, Val Núñez y Ramón Nausía, no tiene ningún desperdicio. Cada una de ellas es una pieza de puzzle necesaria para crear esta historia que indaga en el recuerdo que tienen de manera individual de Godot y también en su sed de venganza personal. Un akelarre misterioso se va formando en torno a sus figuras, manteniendo un acertado equilibrio entre sus vivencias del pasado y lo que desean que esté a punto de suceder.
Finalmente, la resolución fija una clave esencial para el desafío de esta propuesta que os invitamos a descubrir, ya que ante las preguntas de si existe de verdad alguien llamado Godot o solamente necesitan a alguien a quien culpar de sus fracasos y traumas son algunas cuestiones que a las espectadoras y espectadores estoy segura les va a encantar reflexionar.
La compañía Séptimo Miau es la encargada de producir y poner en pie un montaje que logra deconstruir y reconstruir con acierto una de las figuras escénicas más enigmáticas y poderosas desde la segunda mitad del siglo pasado. Muchas perspectivas cambian con esta propuesta que se lanza con valentía y destreza en sorprender al público dando un paso de gigante sobre el escenario y, a la vez, descubriendo otras vías de aproximación al clásico.
Leo y Mia llevan años esperando a Godot. Lo esperan en un cruce de caminos, ateridos de frío, bajo un cielo eternamente nocturno. Nos acabamos acostumbrando a ver cómo Leo protege a Mía en una escena y, en la siguiente, la tira de su silla de ruedas y la golpea en el suelo, aprovechando que no le funcionan las piernas. Y todavía no sabemos por qué esperan a Godot. Hasta que comienzan a llegar otros personajes a ese cruce de caminos y preguntan: ¿Es aquí donde se espera a Godot?
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