Estos días en los que el viento de la ciudad huele a Navidad, el Espacio Ibercaja Delicias apuesta por el circo en un espectáculo dirigido a público de todas las edades. La idea consiste en viajar en el tiempo, hace 100, para asistir a una función del mayor espectáculo del mundo, como se le suele llamar, pero con cierto gusto de presente. Un giro más a este mundo de payasos, equilibristas o forzudos que está más vivo que nunca.
Madrid Circus Festival 1921, dirigido por Gabriel Chamé y creado por Álex O’Dogherty, recupera la idea del circo clásico liderado por un jefe de pista, interpretado por el televisivo David Moreno, que presenta a cada uno de los integrantes de la troupe con gracia, resolución y con cierto protagonismo en algunos números. Así, por delante de los asistentes, desfilan toda clase de ingenios e, incluso, miembros del freak show (como es el caso de la mujer barbuda) sin faltar el ilusionismo al más puro estilo Houdini en una clara idea de rendirle homenaje. Todo ello bajo el hilo conductor del tránsito temporal del que han sido víctimas todos los espectadores una vez que han puesto el pie dentro de la carpa; idea que se ve reforzada al buscar la participación de ellos en todo momento.
Creación muy novedosa que ayuda a que todo el mundo conozca el origen de esta disciplina artística, a veces menospreciada sin razón. El circo ha acompañado a la humanidad desde nuestros orígenes y ya era hora que echáramos la vista atrás para conocer su historia y valorarlo como se merece.
Ahora bien, este viaje en la línea del tiempo tiene también algún punto negativo. Lo cierto es que quien vaya buscando una recuperación total del circo de los años veinte se va a llevar una pequeña decepción. Cierto es que aparecen los gags – la cama de agujas, la caseta del autómata que adivina el futuro y otros elementos de antaño – pero, en varias ocasiones, las escenas se distorsionan y se extravían más allá del contenido propio del circo, haciendo que el resultado sea algo raro en ciertos momentos. Lo mismo les ocurrirá a los que busquen el circo actual dentro de este espacio Cabaret. Están las acrobacias, igual que las escenas llenas de equilibrio y dificultad, pero le falta algo para conseguir el fulgor completo que se busca en este tipo de espectáculos. Y es que la mezcla entre ese aire antiguo y a la vez moderno rima, a veces, más a favor de la apariencia y el brillibrilli que del contenido que asistimos a ver, llegando a costarnos mantener el interés.
Dicho esto, todos los artistas que participan en escena, como es el caso de la destacable Madame Trompa, la increíble mujer pompa interpretada por Vinila Von Bismark, llevan a cabo todas sus actuaciones con gran perfección y maestría. Se nota su experiencia y su buen hacer en todo lo que se muestra en escena. Sobre todo, destacan los números aéreos en los que tiene un papel principal el número del león, bajo la piel de Nacho Sánchez, y la domadora. Así, en general, Virtudes y Marianela, Abracadabro Arribista, Nicanor, Jalapeño, Olegario Macanudo, Gominolo y Golosino, Pantalón y Calcetines e Hipotenusa hacen las delicias de grandes y pequeños, sin olvidarnos del equipo de Los sirvientes impertinentes – Tinto, Tonto, Tanto y Tente, divertidos de principio a fin.
En la parte técnica, se deben destacar varios aspectos como el vestuario llevado a cabo por Remedios Gómez, vintage y en armonía con la estética antigua que se quiere mostrar, o la iluminación creada por Himar Santana que plasma perfectamente la atmósfera circense. Sin embargo, la escenografía, de la mano de Miguel Brayda, no corre la misma suerte y no es demasiada acertada. Se nota que el equipo ha apostado por el reciclaje, ya que es el mismo escenario de The Hole, sin darse cuenta que esos efectos expresionistas y esos labios carnosos no son lo más adecuado para dar cabida a la historia que quieren contar en esta ocasión.
Con todos estos ingredientes, aquellas personas intrépidas que decidan acudir a esta propuesta tienen que saber que, en definitiva, es un homenaje a los orígenes del circo con ciertos guiños al presente para disfrutar mucho de las diferentes propuestas que cada artista regala sobre el escenario.
Un mágico túnel en el tiempo a 1921. Hace 100 años, un ambicioso director de circo logró reunir en un festival a los talentos más extraordinarios de cada rincón de la tierra. Nunca más en la historia volvió a tener lugar nada parecido a aquel 1921 Madrid Circus Festival… ¡hasta ahora! ¡Pasen y vean!
Más teatro