“Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron” son palabras de Manuel Machado en su poema Adelfos que nos hablan de personas y de la historia que las forma y las rodea. Y eso es lo que presenta la obra dedicada a su propia familia cuyo título es Los hermanos Machado y que se puede ver en el escenario de la sala Jardiel Poncela del Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa hasta el próximo 13 de junio. Relato de una unidad familiar que es espejo de mil y una historias de la España del siglo XX.
La obra nos presenta a un Manuel Machado que, cansado y hastiado, vuelve a la casa familiar después de su propia odisea personal. Allí se reencuentra con la criada y con varios recuerdos a los que pide y desea volver. Entre ellos, consigue contactar con el espíritu de su hermano Antonio, fallecido en el exilio, y con él revive momentos del pasado a la vez que intenta solucionar los problemas que les separaron. En todo este camino, se reencontrará con su madre y con otros personajes de otro tiempo que los unieron y otros que les separaron como es el caso de su propia mujer Eulalia (que prefiere deshacerse de todo y aprovechar el momento). Este conjunto de acontecimientos lleva al espectador a hacer un recorrido por la vida de estos dos poetas, de sus generaciones y de la época que les tocó vivir; a la vez que repasan su propia historia personal. Al fin y al cabo, la figura de las dos Españas sigue presente hoy en día.
Todo esto se sostiene gracias al magnífico trabajo de todo el elenco actoral. Es una obra coral en la que cada uno tiene su espacio para brillar con luz propia. Félix Martín encarna a Manuel, mientras que Carlos Martín a Antonio (quién también es el director del montaje). Los dos igual de excelentes en escena, saben dar con la clave de unos personajes complejos y de gran peso que se ven acompañados, en un momento determinado, por la presencia de Valle Inclán y Rubén Darío. Alba Gallego personifica a ellas, a todas las mujeres que estuvieron presentes en la vida de los escritores, desde su ya nombrada madre hasta Leonor. A pesar de que su papel es menos rotundo, son destacables sus muchos cambios de registro debido a que da vida hasta 8 personajes e, incluso, su interpretación musical.
El texto de Alfonso Plou, que ya está publicado, guía todo esto bajo la batuta de la compañía Teatro del Temple de la que forman parte los actores.
En cuanto a los aspectos técnicos, destaca el espacio escénico y la escenografía. Llevados a cabo por Carlos Martín y Oscar Sanmartín, se sirven de pocos elementos para lograr transportar al espectador al pasado de manera inmediata. Una cama, un escritorio y, sobre todo, la presencia de un mapa de España gigante llenan la escena y la hacen única.
En este mismo camino viajan la iluminación creada por Tatoño Perales y el vestuario de Ana Sanagustín, con la integración de elementos históricos por medio de las luces del primero y la riqueza y el cuidado del segundo.
Una obra que reconcilia no solo a sus protagonistas, al poder tener aunque sea en la ficción la conversación que debieron de tener en vida, sino también al público y a la historia de la Literatura. Algunas figuras de la misma están desterradas de los libros por sus ideas políticas juzgando más allá del arte de sus palabras y es justo que deban ser recordados. Y el teatro parece ser un lugar perfecto para darles esa oportunidad.
Manuel Machado, justo terminada la guerra civil, regresa a la casa que en Madrid compartían su madre y su hermano Antonio. Está intacta. Parece que no haya habido guerra en ella. Quizás porque Paca la asistenta ha seguido yendo para mantenerla. Manuel no puede evitar acordarse allí de su familia y especialmente de su hermano Antonio. Por ellos sí que ha pasado una guerra. Situados en bandos distintos Antonio ha permanecido fiel a la República hasta el final. Manuel, sin embargo, ha estado en Burgos escribiendo loas a Franco. Cuando Antonio muere en Colliure, Manuel viaja hasta allí desde Burgos. En Colliure se encuentra con la muerte de su madre a los días de Antonio y con que su hermano José le retira la palabra.
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