Desde octubre de 2020, se ha podido ver sobre las tablas del Teatro Calderón la obra La última tourné. Este show, creado y dirigido por Félix Sabroso, nos habla del género ya casi olvidado de la Revista en el marco de la España de los 90. Se trata de un viaje en el tiempo y a la esencia de lo que somos, acompañado con canciones de Miguel de Molina o Raffaella Carrà.
Y es que esta producción coral nos cuenta la historia de la compañía de variedades de Miranda Vega durante su última gira, con espectáculos que se vienen abajo debido a que España, con las Olimpiadas y la Expo, ya no tiene paladar para saborear lo que ellos ofrecen. Acuciados por las necesidades económicas, se embarcan en la representación de La comedia sin título, de Lorca. Con ello, esperan quitarse el olor a naftalina y seguir en los escenarios un poco más. Lo que no saben es que, en el fondo, España sigue siendo la misma y que su travesía, de ida y vuelta en muchos aspectos, solo acaba de empezar.
De esta forma, el espectador se convierte en un miembro más de este variopinto y esperpéntico grupo al poder asistir a sus representaciones y a lo que nunca se ve. Vivir los celos, la convivencia, los problemas y otras cuestiones que impregnan los camerinos. En definitiva, ese lado “b” de un mundo tan precioso que en muchas ocasiones nos deslumbra guardando sus sombras. Pero en el que también se respiran sus dramas internos y se asiste a esa catarsis que provoca el hecho de acercarse a la obra lorquiana.
Toda la obra muestra a la perfección la vida de esas compañías de Revista que fueron marca de un país y que desaparecieron dejando poca huella en las generaciones futuras. Y todo el elenco actoral contribuye de manera brillante a transmitir este mensaje al público. De todos ellos, destaco a Bibiana Fernández en el papel de Miranda Vega (primera vedette), Cayetano Fernández como Tino Velasco (adiestrador de perros y cantante) y Manuel Bandera en la piel del director Norberto Pinti. Sin duda, el buen hacer sobre las tablas de los tres brilla con luz propia por su profesionalidad y su manera de dar entender que es fácil lo que hacen cuando no lo es. Completan el elenco Mario Vaquerizo como Enzo Marini (coreógrafo), Marisol Muriel como Chelo Mir (segunda vedette) y Alaska dando vida a la vedette cómica, que ya no lo es, Paca Castellón.
Aunque todo funciona a la perfección, algunos puntos, en un primer momento, hacen que el montaje pueda llegar a chirriar. Uno de ellos es el hecho de utilizar playback en un musical y otro es la idea de que, en la misma escena, se desarrollen dos acciones distintas, confundiendo al público en hechos puntuales. Digo “en un principio” porque con el paso de las escenas, es fácil darse cuenta de que esos elementos disonantes no lo son. La idea es que veamos una compañía en esa época y de esas características y, con esos elementos, se consigue a la perfección con la culminación en la canción final en la que todos participan.
En cuanto a los aspectos técnicos, es digno de destacar la labor en el vestuario a cargo de Pier Paolo Alvaro y Roger Portal, así como la sastrería y la caracterización llevada a cabo por Jorge Rey. Hasta el último detalle está tomado de esos años 90, desde los tonos marones del maquillaje de Alaska hasta el chándal de Vaquerizo, pasando por las plumas características del mundo vedette. También hay buen trabajo por parte de la iluminación, diseñada por David Picazo, y la escenografía a cargo de Josep Simón y Eduardo Díaz. Elementos en su justa medida que arman muy bien al espectáculo.
Y es que La última tourné hará las delicias de todo aquel que lo vivió o a quien le guste el género. En cambio, sugiero la abstención a los que esperen un musical made in EEUU u otro tipo de representaciones. Y es que Félix Sabroso sabe lo que hace y por eso repite.
Norberto Pinti es un director, autor y productor que regenta una pequeña compañía portátil de variedades que se ganan la vida por los pueblos de España en giras lustrosas y populares. Tras veinte años de éxitos viviendo en el faranduleo nómada, descubren que los géneros que tocan empiezan a desfasarse. Comienzan los noventa y España despega económicamente y mira a Europa y al futuro. Cuando se les cae una gira de verano, Norberto decide que deben renovarse o morir, el espectáculo está cambiando, hay que hacer teatro comprometido, arte de verdad, se acabaron las Varietes, las vedettes. Es tiempo de elevarse al arte. Cuando Norberto decide montar con elevadas intenciones, la comedia sin título de Lorca, la compañía se dispersa y seguirán a Norberto solo cuatro de ellos, además de un domador de perros con vocación de cantante folclórico, Tino Velasco.
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