En calma, nueva exposición de Adriana Berges

La Galeria de Arte A Ciegas, dirigida por Silvana Retamal, abre sus puertas el próximo jueves 6 de febrero para presentar la nueva exposición de la pintora Adriana Berges bajo el título ‘En calma’. Esta muestra, que se podrá visitarse hasta el 8 de abril, pretende ser un oasis de calma y tranquilidad donde el espectador desconecte de los múltiples estímulos a los que está expuesto diariamente y se dedique plenamente a la contemplación.

El nuevo proyecto de la joven artista presenta una investigación sobre la problemática actual acerca de la hiperestimulación y la productividad, a partir de una necesidad personal hacia el minimalismo dentro de una sociedad sobreestimulada, en la que se premia la productividad y se banaliza el descanso, el aburrimiento y la tranquilidad.

«Con minimalismo me refiero a la necesidad de evadirme de estímulos digitales y visuales que me alejan de la calma y hacer un llamamiento a la no productividad, al concepto de perder el tiempo, a la paciencia y al estar a gusto con uno mismo en soledad», comenta Berges sobre su próximo trabajo.

Para llegar a esta reflexión, la artista recurre a la cita del arquitecto y diseñador Ron Arad: “el aburrimiento es la madre de la creatividad”, haciendo énfasis en que estar aburrido o no hacer nada no debería tener tantas connotaciones negativas si no que es necesario para el desarrollo personal.

Bien sabido es que la hiperestimulación empieza a afectar a los más pequeños con el riesgo de ser impacientes, de no tolerar la soledad o el aburrimiento y de desarrollar una autoestima frágil cuando crezcan. “Desde mi perspectiva, considero que es un problema que también afecta a mayores, en la forma en la que consumimos la tecnología, generando cierta adicción a ella, y en relación a la sensación de soledad en un mundo hiperconectado”.

Para ello, propone un espacio de relajación donde el espectador se adentre en un oasis de imágenes que evoquen calma, con un toque de nostalgia que recurre a la memoria de cuando vivíamos en un mundo sin Internet y los veranos eran tres meses de vacaciones, llenos de juegos, piscina y horas dedicadas al aburrimiento.

Adriana Berges