En la noche más mágica del año, Nave 73 se vistió de gala para recibir la propuesta, en una única función, de Gloria Albalate y su equipo sobre las que, ni si quiera en ese especial momento, tiene voz ni voto en la sociedad actual. Invisibles ante todo el mundo, la música tradicional mexicana pone punto y final a esto con este trabajo cuyo título es rotundo y claro: Putas (rancheras).
Todo comienza con pasos que recuerdan a procesiones, a falsas apariencias y a martirios ocultos además de saetas con mensaje sobre sindicatos y políticos. Y a sinónimos de algo que no queremos nombrar pero que sabemos que existe. Después de poner las cartas sobre la mesa y definir lo que es ser prostituta, la música toma protagonismo y se desgarra transformando melodías en gritos y denuncias pero también en ironía y humor negro. Aires de cabaret y cantina en un cóctel ácido e irresistible que gusta a todo aquel que decida beberlo.
Así canciones tan populares como La pistola y el corazón, Luz de luna, La cama de piedra, El rey o No me amaneces cobran de nuevo vida en el escenario con un timbre y color distinto al que nos tienen acostumbrados para dejar claro que la ranchera es un género que, a la vez que antiguo, es actual y puede ser interpretado por la voz de una mujer. De este modo, Albalate escribe nuevos reglones en la historia y, entre interpretación e interpretación, introduce cuestiones como la trata de blancas, la vulnerabilidad, la censura, la libertad de utilizar el propio cuerpo como se quiera, la esclavitud sexual o las falsas verdades universales.
Todo ello con la crítica y la gracia en la boca como sucede con la participación del público en una sección que se podría llamar “prostitutas por el mundo”; haciendo un guiño al mítico programa de televisión.
El buen hacer de Albalate queda patente en cada nota, hasta el punto de transformar lo tradicional en novedoso e incorporar lo dulce, lo sensual y lo melódico al género sin restar un ápice de lo que este significa, al igual que el resto de sus compañeros (a saber Álex Tatnell a la guitarra y trompeta, Melina Liapi al piano y Jorge Gonzalo como maestro de ceremonia y ocasional cantante). Se nota el arte que la actriz y cantante despliega sobre el escenario que ya ha mostrado otras veces como en Flor de un cuplé, recuperando variedades musicales pasadas que tienen bastante que decir.
Puede que a priori esas novedades no hagan gracia a los que se consideren puristas de la ranchera pero estamos en tiempos de fusiones musicales y el resultado de ésta, unida a la agitación del espectador por las informaciones fidedignas que de la prostitución se hace, es exquisito. Y eso no se puede negar, al igual que la evolución del espectáculo que va in crescendo no solo en las canciones. También en el vestuario, que empieza con bigotes, chorreras y otras cuestiones de la estética mariachi y que termina más unida a otras ramas artísticas como la que nos habla del uso de las pezoneras.
Si hay que destacar una canción, sin dudar, sería la interpretación de La llorona. Tan famosa y conocida, hace más difícil su interpretación, que en la voz de Albalate transmite tanto que llega a producir escalofríos en el espectador.
En cuanto a la escenografía, la sala se trasformó en un local lleno de flores, velas y tequilas. Una simbiosis perfecta creando una atmósfera acogedora y bastante relacionada con las piezas elegidas para el show, capaz de superar todas las dificultades, como la que ocurrió con el sonido, con maestría.
En definitiva, una creación muy recomendable que trae al presente canciones de ayer para hablar de cuestiones de hoy a cargo de un gran equipo. Al mismo que pido desde aquí que recupere otros géneros, bolero quizá, o que recoja las letras del Reguetton o Trap; que hay mucha tela que cortar.
Gloria Albalate vuelve a sorprendernos con su nuevo musical que se adentra en el debate de la prostitución a través de doce temas populares de la música mexicana. Bajo la dirección de Jorge Gonzalo, el piano de Melina Liapi y la guitarra y la trompeta de Alex Tatnell, Gloria Albalate vuelve a encandilarnos con su voz y arma un espectáculo lleno de preguntas sin respuesta que dan paso a una mezcla de teatro documental y musical con gran carga política.
Más teatro off
Más teatro