Existen muchos temas actuales y pasados de los que es difícil hablar o escribir. A veces, los recuerdos nos dan una pista alarmante de lo que queda aún por decir en voz alta y a través de testimonios de protagonistas anónimos y de otro tiempo es como se construye nuestro presente. Esta es la historia de nunca acabar, de la historia que nos rodea y de los fantasmas que nos persiguen. Precisamente, las palabras de mujeres a las que les han silenciado su dolor durante años son las que han dado forma a Descarriadas, una obra escrita por Laila Ripoll, dirigida por Paloma Rodera e interpretado por Luna Paredes. Con estas dos últimas nos hemos reunido para conocer más de cerca este montaje audaz, cuyo preestreno será el próximo domingo 20 de mayo en la Sala Margarita Xirgu de Alcalá de Henares con la producción de Teatro Al Punto.
Fotografía de roderaartworks
¿De dónde surge Descarriadas?
Paloma Rodera: Descarriadas surge de la necesidad de hablar de unos hechos históricos que se nos han estado tapando: los reformatorios para mujeres menores que nacen durante el franquismo pero que se extienden hasta bien entrada la democracia.
Contadnos quiénes estáis en el equipo y cómo llegáis cada una.
Paloma Rodera: El proyecto nace en mi cabeza hace más de cuatro años, cuando me entero de estos hechos y empiezo a rumiar en la necesidad de contar esto a través de la escena. Hablé con Luna Paredes, le propuse hacer un monólogo y ella me dijo que sí. Después hablamos con Laila Ripoll para encargarle la escritura del texto y el resto, en su mayoría mujeres (hecho que no ha sido pretendido en absoluto, pero que ha ido surgiendo así), se ha ido incorporando en el último año para completar el equipo artístico y técnico.
Luna Paredes: Hace ya más de un año, Paloma me habla del proyecto y no dudé en decirle que sí. Pensamos en Laila, porque su compromiso, su rigor y su amor por el teatro nos hicieron pensar que era la persona adecuada para contar esta historia y tampoco dudó en decirnos que sí. Y a partir de ahí, se ha ido uniendo al equipo gente buena, personal y profesionalmente hablando: Irene Maquieira está haciendo los arreglos musicales de este texto que es un concierto de rock, Laura Ferrón hace la escenografía, Ana Dévora las audiovisuales, Iduna Ruiz de Martín se encarga de la comunicación, Sergio Balsera diseña la iluminación y Carlos Fapresto nos asesora y ayuda con respecto a la gestión y producción. Además, las actrices María Prado, Carmen Bécares, Carmen Valverde y Aida Villar nos han prestado sus voces para algunos momentos de la obra.
¿Cómo surgió esta oportunidad de estrenar en Alcalá?
Luna Paredes: En la Sala Margarita Xirgu de Alcalá no solo he dado clases de teatro durante algunos años, sino que yo misma recibí, hace muchos años, cursos de interpretación. Para este proyecto necesitábamos un lugar que nos permitiera no solo tener un primer contacto con el público sino también grabar la función, hacer fotos y tener material; por eso acudí a Rosa, la programadora de la sala, que dijo también que sí sin dudarlo. Preestrenar allí es un poco como estar en casa. Y eso es un gustazo y una suerte.
¿Con qué otras herramientas o historias habéis contado para construir esta historia?
Paloma Rodera: Hemos realizado un proyecto previo de investigación que ha incluido bibliografía, mucha hemeroteca y sobre todo, entrevistas a mujeres que nos han dado testimonio directo de sus experiencias en estos espacios.
Luna Paredes: Este tema no se conoce demasiado, pero si empiezas a interesarte, encuentras libros, documentales, noticias de la época (no tan lejana) y noticias actuales… Porque esto pasó. No es ninguna invención; los hechos históricos están ahí. Y la prueba de ello es que hay mujeres que han querido hablar con nosotras para contarnos sus historias. A partir de todo el material leído, visto, escuchado, estudiado y llorado por nuestra parte, Laila creó esta historia ficcional. Descarriadas no es teatro documental, no se basa en una historia real, no toma como protagonista a una mujer real que cuenta su historia real, ni siquiera es una historia concreta, sino que configura un universo ficcional a partir de unos hechos históricos.
¿Por qué en forma de monólogo?
Paloma Rodera: Estas mujeres que han pasado por situaciones tan duras han llevado, en muchos casos, sus historias en secreto, intentando rehacer sus vidas, e incluso olvidando muchos de los detalles para poder continuar viviendo. La soledad ha acompañado muchas de las historias y ha sido rasgo común de los testimonios. Por este motivo, desde el primer momento tenía muy claro que esta historia tenía que contarse como un monólogo.
Luna Paredes: Además, el hecho de que sea un monólogo, además, para mí supone un reto. Y me alegra enfrentarme a retos así.
Una mujer y sus recuerdos, ¿cómo habéis trabajado ese ‘viaje en el tiempo’?
Paloma Rodera: El proceso, tanto de investigación como de creación, ha sido muy duro. Pero más allá de eso, el tema de la memoria es siempre complicado, ya que siempre que recordamos científicamente estamos modificando esos mismos recuerdos. Por este motivo, el trabajo con materiales tan frágiles es complicado y complejo.
Luna Paredes: Laila, que es la que ha generado el universo dramático de Descarriadas, dice que ha abierto una Caja de Pandora de sus propios recuerdos, que parecían enterrados. Y esos recuerdos se mezclan con datos históricos. Ella, además, ha trabajado ese ‘viaje en el tiempo’ acercándose a la música. Y la verdad es que la combinación a nosotras nos encanta.
La obra está llena de culpa, miedo, castigo, robo… ¿hay sitio para la esperanza en esta historia? ¿Y para el perdón?
Paloma Rodera: El ser humano es lo mejor y lo peor y está preparado para llevar a cabo los mayores actos de amor y cometer los peores crímenes. Descarriadas está dirigida a la presentación y denuncia de unos hechos, y en ese sentido es una reflexión sobre nuestra historia, la de España, pero la de muchos otros países. Nos situamos en un paso previo al perdón y la esperanza.
No es un monólogo historicista ni moralista, ¿qué perspectiva intentáis mostrar?
Paloma Rodera: No, en absoluto. Creo que existen dos tipos de teatro. Uno es aquel que nos entretiene, que se identifica con lo que Lorca bien llamaba “matar el tiempo”, necesario para llenar tiempos de ocio. También hay otro tipo de teatro que es el que nos invita a la reflexión, a ser críticos y que, en ocasiones, puede inducir a la acción. Ése es el arte que me interesa y en donde se sitúa Descarriadas.
Fotografía de roderaartworks
‘Reformatorios de mujeres’ suena a otra época. Sin embargo, son más próximos de lo que pensamos. ¿Hay más aspectos que creamos lejanos pero nos queden aún cerca?
Paloma Rodera: Cualquier acto de violencia nunca es un acto aislado. No es solo el que atañe a dos o más personas en un momento puntual de sus vidas sino que marca a familias enteras, a generaciones y puede constituir la idiosincrasia o algunos aspectos de ciertas sociedades. En el caso de los hechos de los que se habla en Descarriadas, las consecuencias todavía están con nosotros. Las mujeres que han pasado por ello están determinadas por lo ocurrido y estos hechos han marcado sus modos de entender la familia, la decisión de tener o no tener hijos, y otros estigmas; los cuales, a su vez, han determinado a la siguiente generación, la de sus hijos. Por esto no está cerca, sino que está entre nosotros. Además, como ya había señalado antes, estos lugares nacen durante la dictadura, pero duran hasta bien entrada la democracia española.
Luna Paredes: Creo que como país nos hemos lanzado a tapar los hechos, pero claro, las consecuencias de esos hechos no se han curado y, por eso, las heridas siguen abiertas. Porque echarle tierra a una herida no la cura y es lo que hemos hecho. Así que sí, hay muchas cosas que siguen doliendo de la historia de nuestro país. Pero para curar una herida hay que dejar que se seque al aire libre. Hay que hablar aún de muchos temas para empezar a dejar que las heridas se curen.
¿Qué creéis ahora que se entiende por ‘mujer ideal’?
Paloma Rodera: Nuestras sociedades han cambiado y hoy en día ser mujer sigue sin ser nada fácil. La mujer ideal del siglo XXI tiene que ser fuerte, con iniciativa, emprendedora, un as en el trabajo y en casa. En cierto modo hemos duplicado el trabajo con la incorporación laboral, aunque hayamos ganado en “libertades”. Es cierto que la realización femenina, por fortuna, no se limita a ser madre como en las generaciones que nos preceden. Sí creo que hay pluralidad y muchos tipos de mujer “ideal”. Esto me tranquiliza bastante.
‘Sin memoria no hay mañana’, ¿cómo pensáis que nos recordarán en un futuro a nosotras ahora? ¿Qué resaltaríais?
Luna Paredes: Me gustaría pensar que recordarán este momento de la historia como una época en la que mujeres y hombres de muchas edades marchamos juntas y juntos para gritar contra las violencias machistas. El 8M es una buena prueba de esto.
¿Creéis que las mujeres tenemos más oportunidades ahora de gritar lo que tantas otras han callado? Y lo más importante, ¿creéis que se nos escucha?
Paloma Rodera: Como sociedad creo que sí. Se nos escucha, se hacen políticas para ello y hay una conciencia mayor que en la generación de mi madre o de mis abuelas. Pero personalmente podría contarte muchas experiencias en las que ser joven y mujer ha resultado ser una combinación para ser tratada con condescendencia o que mis opiniones no tuvieran la consideración adecuada por este hecho. Avanzamos, pero todavía queda mucho camino.
¿Por qué razones romperíais el silencio vosotras?
Luna Paredes: Por ejemplo, para crear Descarriadas. Para gritar bien alto que esto ocurrió y que casi nadie lo conoce. Y que es justo que se sepa. Y que queremos hacerlo desde el teatro, con las herramientas ficcionales que tiene el teatro. Habría sido más fácil haber leído libros y noticias, haber visto documentales y películas y habernos quedado ahí, en el ámbito privado. De verdad que habría sido más fácil, nos hubiéramos ahorrado un proceso durísimo, en muchos sentidos. Pero estamos convencidas de que el teatro es un buen altavoz y por eso hacemos esto.
Un concierto. Una mujer y sus recuerdos. Unos recuerdos de una época, no tan lejana, en la que esa mujer fue empujada de cabeza al lugar donde vive la culpa, estigmatizada por el resto, castigada por la moral vigente, robada por sus propias cuidadoras, sometida al silencio. Un silencio que ahora se hace grito.
Más teatro
«Descarriadas» Felicito a la actuación de esta mujeres Españolas, que se refieren en el teatro y en forma individual a un universo ficional a partir de unos hechos históricos del su propio país- España, para referirse a mujeres encerradas en reformatorios, en especial en la Epoca Franquista, mujeres vejadas, maltratadas fisica y psiquicamente y que debíeron guardar silencio y ahora se empieza ha alzar la voz..
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