“Hoy es 3 de febrero de 2018. Yo no soy yo. Mi nombre es Oliverio Funes y soy un viajante”. Así comienza, además de con una canción monográfica sobre la historia, esta obra coral que está habitando en la sala fronteriza de los Teatros Luchana todos los sábados hasta el 31 de marzo.
Esta creación presenta la historia, que incluye varias dentro de ella, de este personaje que, en el inicio de un año nuevo, en vez de cumplir los propósitos que había pensado para ese nuevo comienzo, como hacemos el común de los mortales, se encuentra con una situación apasionante pero también aterradora. Ésta no es otra que “amanecer” en un cuerpo distinto cada día. Da igual el género, la posición social, su moralidad… En La vida imposible de Oliverio Funes, el efecto mariposa surge y abre los ojos al protagonista gracias a las conversaciones con una periodista.
Fotografía de Norberto Gutiérrez
Este montaje es todo un viaje entre diversas realidades, formadas por tres capítulos diferentes escritas por Luis López de Arriba (quien también interviene en la dirección) y Caridad Fernández. Un conjunto cuya alma y punto de unión es la historia de Funes y, a la vez, una forma muy novedosa de hacer teatro que se alimenta del formato de serie en televisión; que ya ha visto su inicios en la obra Días como estos dentro del proyecto Teatro en Serie. De aquí que esta pieza sea la primera temporada. Sus tres historias hablan de una sociedad marchita, sin valores, que necesita un descontaminante. Son tres relatos que muestran la cruda verdad y se la estampan al espectador en su cara buscando que éste reaccione, y como Funes, tome partido para que eso cambie; ya se verá si a mejor o a peor.
Fotografía de Norberto Gutiérrez
La primera de ellas se titula Yo, presidente y ha sido dirigida por Roberto Cerdá, una excelente y brutal crítica de nuestro presente con políticos, abusos, corrupción, reyes desfasados y plasmas como medio de comunicación. En segundo lugar, se presenta El faro capitaneado, en esta ocasión, por Juan Vinuesa, una de las piezas más emotivas, profundas y crudas de todo el montaje. El punto y final lo pone El penúltimo día dirigido por Pilar G. Almansa, con revelaciones y mentiras que se convierten en verdades buscando finales felices. Todas ellas están presentadas en orden, aunque la situación del protagonista no, y cuentan con el trabajo de tres únicos actores. Esta trinidad artística está compuesta por Inma Gamarra, Antonio Gómez y Antonio Velasco. Su interpretación es magistral y saben dar forma con gran versatilidad a todos los personajes. Todo su trabajo brilla con una luz propia de los que se dejan la piel cada día en las tablas.
Fotografía de Norberto Gutiérrez
En cuanto a la escenografía y vestuario, debemos decir que el montaje presenta una transformación en estos dos aspectos formidable, en línea paralela a la de Funes, gracias a las transiciones entre las tres secuencias. Por otra parte, la iluminación de Enrique Chueca y el espacio sonoro de Enrique Mingo logran crear un ambiente especial, introduciendo al espectador aún más, no sólo por lo que ve sino porque ha entrado a la sala pisando el escenario y se ha colocado en la butaca como un personaje más en muchos momentos que invitan a ello gracias, también, a la música de Infumables.
Llegamos al final, recuperando la canción del principio, teniendo en cuenta que hemos visto una creación de gran calidad e impacto interior (una forma diferente de vivir el teatro). Además de saber que algo ha cambiado en nosotros y que quizá, en un futuro o de manera mental, todos seamos viajantes.
¿Qué harías si cada día tuvieras que empezar de nuevo? ¿Qué pasaría si cada día vivieras una nueva vida en la que naces, creces y mueres? El 1 de enero de 2017 Oliverio Funes aparece en un cuerpo que no es el suyo. El 2 de enero de 2017 ocurre lo mismo. Y así un día tras otro y tras otro… Tres capítulos de la primera temporada creada por los pioneros de las series llevadas al teatro. Una hora y veinte de comedia descarnada, sátira, suspense, melodrama, realidad y ficción, denuncia y distopía.
Más teatro
No puedo sino suscribir todo lo dicho. La calidad del trabajo de los actores es excelente, la escenografía te transporta totalmente a cada uno de los ambientes usando “cuatro cositas” sin más… No quiero alargarme más porque ya en la crítica se menciona todos los elementos que componen esta obra de manera detallada pero sí quiero aprovechar para recomendarla y dar la enhorabuena a la compañía.
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