3 días en el Umbral de Primavera bastan para que el público conozca la Teoría de las Antípodas transformada y mostrada como obra de teatro. Dos actores en escena y un texto lleno de matices aplicables a una experiencia artística y personal, multiplicada por tantas razones como se os ocurran para ir a disfrutar durante una hora de un paisaje lleno de aventuras. Antípodas es la propuesta de Eva Mir para hablar de las relaciones entre las personas y también para rescatar una sutil teoría de comportamiento humano, siempre entrelazado a otro.
En un tiempo como el nuestro, tan monitorizado, virtual, masificado y con tendencias a demostrar(nos) que somos lo que logramos encuadrar en un disparo con flash, esta pequeña historia nos arrastra a preguntarnos si hay una conducta que influya en nosotros y viceversa. Si una antípoda toma una decisión, la otra verá condicionadas sus acciones y responderá positiva o negativamente, dependiendo de su opuesto en el mundo. Y, ¿no es eso lo que esperamos de nuestras decisiones, a veces? Que no hayan dependido de nosotros, que haya surgido algo externo para no ser parte directa de nuestras determinaciones.
Ian y Red se encuentran porque, supuestamente, al tomar uno la decisión de salir en su busca, el otro se ha visto arrastrado a hacerlo. Alejo Moreno y Carlos del Olmo Piera son los dos huracanes inagotables en el escenario a los que también dirige Eva Mir. La música en directo es otro de los motivos por los que acercarse a conocer a estos dos personajes tan opuestos como la distancia que les separa. Si la identidad de uno está y vive acoplada en el otro, ¿qué margen de decisión existe en cada uno? ¿Qué versión es Ian y Red por separado y qué sentido tiene su encuentro?
Nosotras estaríamos escribiendo durante un buen rato todas las preguntas y reflexiones que pudimos rescatar gracias a un texto centrado en la necesidad de comunicación y de dependencia que llevamos todos siempre a cuestas. Los miedos y los fracasos se encuentran con la ganas de movimiento y de triunfo en un ring en el que todo pasa aquí y ahora, pero cuyas consecuencia asaltan en un contexto flexible en el que el instinto también tiene mucho que decir.
Antípodas lleva la producción de Marea Escénica y el montaje se completa, entre otros, con Lucía Moreno, encargada de una escenografía, iluminación y vestuario impecables. Al principio, todo parece raro y extravagante en el escenario pero, poco a poco, su trabajo va tomando forma y va al compás de la historia, desde la desubicación inicial de ambos protagonistas hasta finalizar en unas estructuras poco habituales pero totalmente aceptables en el juego formulado. Y vosotros, ¿buscaríais a vuestra antípoda? ¿O quizás sucedería al contrario?
O uno esclaviza al otro, o uno tiene que desaparecer. Esa es la conclusión a la que llega Ian, uno de los dos personajes de la obra, cuando comprende la Teoría de las Antípodas. En un tiempo que puede parecer futuro pero que realmente es demasiado presente, sale a la luz una teoría que, gracias a la mediatización, se expande entre las masas y llega a ser un gran fenómeno social. La Teoría de las Antípodas defiende que todos los ciudadanos tenemos, en la geolocalización contraria a la nuestra, a otra persona cuya conducta influye en la nuestra.
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