Ha sido una de las obras que más nos apetecía ver esta temporada. No por Chéjov, no por un cartel que juega con ventaja cada vez que nos topamos con ello. Ni siquiera por un reparto tan potente y llamativo, sino porque queríamos aceptar “el peligro de cavar demasiado hondo en el interior de uno mismo” del que tanto hace exhibición este Vania en el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa y que podéis ir a descubrir hasta el 12 de noviembre.
El poder que aún tiene Chéjov en nosotros es que sigue arrojando luz dentro de una oscuridad inaudita que supo crear y transformar en palabras. Si “bebemos porque no nos gusta la vida que tenemos y así nos inventamos una, llena de ilusiones” tiene que ser cierto que vamos al teatro porque nos infla de vida, de la vida a la que a veces no nos queremos asomar.
Y con un talento ingenioso, el público se introduce en la quietud de una casa habitada por personas detenidas, recreadas primeramente en muebles, debido a su hastío y a la decadencia que habita cada una desde diferentes partes del mismo inmueble. En el interior, la contradicción se mueve a su antojo, rebotando entre el deseo de inmovilidad de aquellos que pueden escapar y el de los que tienen las herramientas para huir pero cuyas piernas no responden a tal acción.
Afortunados los espectadores que han contemplado como nosotras a Alicia Rubio mirándoles directamente a los ojos y traspasándoles con su impactante Yelena, con su malestar activo en uno de sus breves monólogos. Esta actriz es un regalo exclusivo sobre el escenario, sin ninguna duda. Pero no es el único. Alejandro Cano, Teresa Hurtado de Ory, Oriol Tarrasón y José Gómez-Friha (al que veíamos por segunda vez en una semana en un teatro y ya no nos lo podemos sacar de la cabeza) parecen eternos en la Sala Jardiel Poncela. Sus rendiciones y sus victorias inundadas de vodka son merecedoras de un largo aplauso. Esas preguntas iniciales que tan bien refleja esta obra – ¿Y si el malestar del hombre no proviniera de su relación con el mundo exterior? ¿Y si el malestar tuviera su origen en uno mismo? – están exquisitamente preparadas y lanzadas al público como uno de los mejores elementos motivadores para disfrutar de esta pieza.
Esta adaptación de Tío Vania con dirección de Tarrasón no aporta nada nuevo, ni resuelve el laberinto creado por las seis manchas grises en lugar de personas. Es un montaje sencillo pero lleno de fuerza interior que va creciendo por minutos hasta alcanzar varios puntos estratégicos. En dichos puntos, los personajes traspasan los límites emocionales, gracias a unos actores hundidos en la más absoluta exposición de una grandeza escénica, recreando con detalles puramente abstractos un dominio infalible de sus trabajos. Consuela ver que hay actores que siguen investigando y potenciando las palabras de Anton Chéjov. No es un ninguna desmotivación lo que comentamos sino más bien un agradecimiento a que no se haya establecido ningún deseo de trasgresión contemporánea, agarrada a la más vil negrura o al poder de cambiar por algo crudo lo que alimenta tanto el espíritu artístico.
Vania se completa con el trabajo de Fàtima Campos como ayudante de dirección, la iluminación de Iñaki Garzón, el diseño de Assad Kassab y una escenografía de Les Antonietes, compañía formada por el director, dramaturgo y actor Oriol Tarrasón, y la actriz Annabel Castan y cuya presentación en 2009 ocurría con El mal de la juventud de Ferdinard Brückner. Desde esa fecha, han presentado montajes de Shakespeare, Henrik Ibsen o Tennesee Williams. En el 2014, Les Antonietes produjo Vania, texto estrenado y prorrogado en el Espai Lliure del Teatre Lliure de Montjuïc y exhibido también en el teatro El Maldà.
En una ruinosa finca, Vania y Sonia han trabajado servilmente para mantenerla. Ahora el profesor Serebriakov y su joven esposa, Yelena, han vuelto a la finca de visita trayendo con ellos el caos y la desorganización. Las visitas constantes del médico, Ástrov, no son nada útiles. La comida ya no se sirve a la hora de comer, el trabajo se deja de hacer, y las largas y frías noches se pasan sin dormir. En este caos crecen tres amores que los consumen y que están destinados al fracaso. En este clima sofocante y de esperanzas frustradas, el profesor decide anunciar un plan chocante.
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VANIA,es una bra para ver y comprender , el esfuerzo que realizar algunas personas con mucho valor , llegan visitas y ban creamdp un clima ,de desgastar y de a poco crear un caos , Esperanzas perdidas .
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Vania , sin conaiderar su autor , se trata de unas personas que con esfuerzo y valor construyen un lugar , llegan visitas y crean un clima m de desgaste y crean un caos y . esperanzas perdidas -.
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TIA VANIA, es teatro para ver y comentar. Antpn Chejov, nos muestra que sus libros y enorme contenido , permiten recrear distintas obras que aún tienen vigencia .
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