Julio se ha convertido en un destacado mes en nuestra agenda teatral gracias al ciclo IMPARABLES que organiza Nave 73. Su segunda edición ha acogido diferentes obras de La Real Escuela Superior de Arte Dramático, la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid y el Estudio Juan Codina, instituciones formativas en cuyas aulas se ha dado forma a los siete montajes que este año componen la deseada programación.
El futuro de los escenarios se puede disfrutar en estos días calurosos en Nave 73. Hace tiempo que nos habíamos fijado en la obra 4:48 Desaparecer y por fin tuvimos ocasión de verla la semana pasada y de quedarnos atónitas con todo lo que sucede en el escenario. La lluvia inunda este montaje que se llena de un color amargo y triste pero que tiene una potente luz gracias a dos increíbles actores que desnudan a sus personajes desde la oscuridad más profunda.
Javier Pellicer firma esta adaptación que también se atreve a dirigir a partir de los textos de Sarah Kane y Antonio Cremades. Esta obra logró atraparnos como lo hace un truco de magia, del que quieres estar constantemente pendiente, deseando que no dejase de llover para llegar a un final escondido en cada palabra que se dice y en otras que se callan. Hay una realidad lejana en la que una parte de lo que son los protagonistas de esta historia queda perdida para siempre. Y sólo hay que esperar a que el milagro real ocurra, gracias a una escenografía que recorre cada rincón sensorial y que encaja para explorar exquisitamente cada nuevo paso dado, gracias también a la iluminación y espacio escénico de Águeda A. Millán y con la colaboración de Ania Hernández.
4:48 Desaparecer es un equilibrio mantenido con soltura y con las ganas de enseñar dos personajes atrapados en sus cuerpos y en sus recorridos. Los actores Josefina Sánchez y Raúl Ferrando realizan un baile, a veces, rivalizado y otras plenamente acompasado, con el que ir descubriendo todo lo que guardan y van soltando. La coreografía de Cocó Jiménez resulta esencial para configurar un trabajo que deslumbra por pequeños detalles y que encandila en cuanto vemos salir de la bañera a una espectacular Sánchez. En cuanto a Ferrando, ya nos tenía cobijadas bajo su paraguas desde que sacudiese su modélica presencia y fuese capaz de crear una figura que parece secundaria, pero con la que enseguida logra conquistar la razón de esta obra.
La muerte, tan poderosa y atrayente en esta pequeña producción, parece echar un pulso a una armonizada puesta en escena cuya desorientación principal está muy bien encaminada para que preguntas como ¿Crees que es posible que una persona nazca en el cuerpo equivocado? o ¿Crees que es posible que una persona nazca en la era equivocada? vayan alojándose en el patio de butacas. El viaje está decidido pero, ¿cuál es el (mejor) camino? La fecha de caducidad de una vida parece extenderse inevitablemente en una apuesta sencilla pero bastante eficaz para ir presionando donde más duele y sentir que estos personajes van a ser inmortales en un destino casual que les tenía sentenciados.
La IIª Edición de IMPARABLES – Muestra de Nuevos Creadores Escénicos tiene como objetivo servir como altavoz a las nuevas de generaciones de creadores escénicos, destacando por su búsqueda artística, calidad y desarrollo de nuevos lenguajes, siendo capaces de competir con producciones consagradas y siendo merecedores de llegar al gran público.
4:48 Desaparecer es un interesante viaje estático, una preparación para dar sentido completo a la muerte. ¿Qué hacer cuando la muerte parece ganar la carrera? Contemplar o actuar. Esperar o morir. ¿Qué hay detrás de la visión superficial de un desconocido? ¿Cuánto se tarda en entender su mundo interior? Él la busca a Ella, pero Ella debe seguir un camino para alcanzar el destino previsto. Para eso, necesita invocarle a Él: un desconocido, un marido, un médico, un hermano o un amante.
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Desaparecer en Nave 73, me parece una interesante obra donde la vida y la muerte están presentes
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