A finales del pasado año, se ponía a la venta un libro que reúne en sus páginas a 18 autores de teatro que, entre otras cosas, dialogan con los personajes creados y alzan la voz sobre su presencia en el panorama artístico español. En La paradoja del dramaturgo se habla de un ejercicio de metateatro; de personajes, de situaciones sobre un escenario, de ser autor y de hacer dramaturgia. Pero, ¿qué es todo esto?
Esperpento Ediciones Teatrales se ha encargado de la publicación de esta reconquista de la figura del dramaturgo. El libro está repleto de teatro breve, en esencia, y rebosante de autores y autoras actuales que han llevado su escritura hacia el límite de cuestionarse las relaciones con los personajes que inventan, crean y ponen al servicio del lector, pero también han profundizado en la relación con los actores, quienes podrían ejecutar la tarea de encarnar sus pequeñas historias. Para todos ellos, este encargo ha supuesto “la oportunidad de dejarnos en blanco”, como señalaba Diana M. de Paco Serrano, y de “indagar un poco en qué nos pasa a los autores”, como apuntaba Yolanda Dorado.
El viernes pasado, en la Casa del Lector del Matadero Madrid, se celebró una lectura dramatizada con fragmentos de todas las obras, reunidos en unos minutos que valieron oro, bajo la dirección de uno de los autores que han colaborado en el libro. De nuevo, Pablo Canosales demostraba su seguridad como director y resaltaba la necesidad de “defender la figura del autor y de darnos voz”. Esta vez, lo hacía en unos pocos metros cuadrados, con la ayuda de Mauricio Bautista, Carmen Mayordomo, Javier Prieto, Guillermo Sanjuán y Camila Viyuela, cinco actores que interpretaron muchos de los personajes hallados en La dramaturgia del director y que hicieron de la tarde del viernes 12 una delicia para los espectadores que acudieron a la cita.
En el coloquio posterior a la pequeña representación, los autores allí presentes tuvieron la oportunidad de hablar de sus piezas así como de su carga artística en un proceso de escritura. “Siempre he pensado que el autor está al fondo en el proceso teatral porque los actores están en primera fila, junto al director. Pero me he dado cuenta de que el autor está mucho más al fondo todavía, ya que sus personajes tienen más importancia e incluso pueden tener mucho más protagonismo y hacer lo que quieran”, explicaba Elena Belmonte. Desde inspiraciones en la propia familia, pasando por textos escritos en el siglo pasado y hasta avisos de última hora para emprender el proyecto, uno por uno fueron compartiendo sus vivencias, como Juan G. Larrondo: “Quería hacer un viaje, un ajuste de cuentas con mis propios personajes y mi teatro, que es muy contradictorio. Me he dado cuenta de que era una ocasión estupenda para que los autores hablásemos de nosotros”.
Este acto sirvió como presentación del libro y contó con la asistencia del prologuista, Francisco G. Carbajo, quien comentó que el aspecto en común de todos los autores reunidos ha sido “el compromiso que tienen con el lenguaje”, el editor Fernando Olaya y algunos de los autores citados anteriormente, aparte de Jerónimo L. Mozo, Pedro Víllora, Iván Cerdán Bermúdez y Alberto de Casso Basterrechea.
Pablo Canosales es director y dramaturgo. Nosotras le conocimos por La necesidad del náufrago, una obra a la que hemos podido acercarnos mucho y conocer a sus protagonistas. Gerundio del verbo pensar, London Don y Musarañas son sus obras anteriores y, además, ha llevado a cabo un proyecto en el que ha reunido a 27 autores en varios teatros y en un libro titulado ¿Qué se esconde tras la puerta? SieTeatro es su compañía, con la que acaba de abrir la Sala de los Menesteres, un espacio de creación, ensayos y entretenimiento en la capital.
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Fue realmente una paradoja,presentar el libro con la presencia y voz de todos los escritores. Porque segun entiendo muchos escritores reunieron algunos de sus trabajos o lo más relevante en una sola obra.
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