Querido Iker Azkoitia: me has sorprendido. Me has sorprendido de una manera tan grande y diferente que no me ha quedado más remedio que empezar este artículo agradeciéndote directamente tu trabajo. Acudir a ver una de las tantísimas obras que discurren por la extensa programación teatral madrileña y que se te quede en el corazón es bastante difícil de conseguir. No sé si ha sido porque, tristemente, comparto algunas situaciones por las que ha pasado tu personaje o porque, simplemente, cuando sales a escena, se aprecia toda la magia artística que has conseguido componer. Pero llevo días pensando qué poder decir de tu trabajo que esté a la altura de todo lo que ofreces en cuanto se apagan las luces.
Los sábados en el Teatro Lara hay una obra que logra poner al público en un estado de ánimo que parpadea entre la emoción, la diversión y el amor que hace que extrañemos a alguien. Sé que os lo ponemos muy cursi, visto así, pero lo bueno es que en Una corona para Claudia no hay ninguna pretensión de darnos ninguna lección de vida. Iker Azkoitia, dramaturgo y director de esta obra, parece que habla, a la vez que reflexiona, sobre oportunidades, sobre nuestros miedos y sobre aquello que queremos ser y con lo que, alguna vez, nos tendremos que encontrar de frente; la valentía de escucharnos a nosotros mismos. Todo esto, a través de cinco jóvenes personajes interpretados por Eva Ramos, Laura Ledesma, Iker Azkoitia, Jaime Riba y Ricky Fan, responsables de que, en cuanto comienzan a cantar, ya nos tienen a su merced.
Y sí, habéis leído bien. Una corona para Claudia es un musical con 14 temas originales a piano y a guitarra, enclaustrado ahora en la pequeña sala Lola Membrives. Y lo escribo así porque este equipo es más grande que el espacio que ocupa, porque no hay momento en el que no te emocionen, cada uno desde la voz que les toca alzar y porque, ¡caramba, la historia que cuentan se sale del Teatro Lara y nos la llevamos con nosotros nada más marcharnos de allí! Con risas, con aplausos, con alguna lágrima (¿por qué no?) y con la complicidad necesaria para seguir sonriendo.
Chica conoce a grupo de amigos. Así comienza la historia de Claudia; sencilla y original porque no es el prototipo de “chica conoce a chico” o “chica se enamora” o incluso (mi favorita) “chica triste y sola es rescatada por príncipe”. Esto se acabó. Ahora, afortunadamente, hay varias parejas, hay varios amigos y hay muchos tipos de amor. La juventud aquí es un síntoma de lucha, representando y aludiendo a una generación que está sabiendo sobrevivir a pesar de los bofetones y las caídas que se le está imponiendo.
Una corona para Claudia fue estrenada en abril del pasado año, en el primer certamen de teatro de Arte4, Estudio de actores y fue galardonada como mejor montaje, mejor libreto y mejor actriz. Su primera temporada fue en la Sala NADA y la segunda, en el Teatro Alfil. Su tercera casa es el Teatro Lara. Bajo la coproducción de SerieTeatro, Iker Azkoitia, quien además enamora también en Píntame, obra alojada en el mismo teatro actualmente, se ha encargado de la producción, la producción ejecutiva, de la autoría, la dirección y la composición de temas originales a piano y guitarra, además de la comunicación gráfica y audiovisual. (¿Veis como tenía que comenzar este texto con su nombre?). Como un enchufe directo a la emoción. Así funciona este montaje que os hará vibrar y sentir que su mensaje confía, arriesga, emprende y tal vez, vueles con tu propio fin tiene sentido y ganas de instaurarse entre nosotros porque los actos de amor, nunca marchitan.
Claudia es una joven florista que está a punto de perder el puesto que heredó de sus padres. Su vida pega un volantazo cuando conoce en su Bla Bla Car a un grupo de amigos que van rumbo a una acampada y que casi son más frikis que ella de series como “Juego de Tronos”, “Penny Dreadful” o “The Walking Dead”.
Más teatro