La última película de Asghar Farhadi, importante referente del cine iraní contemporáneo, está dando mucho que hablar, afortunadamente. Su estreno en nuestro país el 3 de marzo por Golem Distribución llega con el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa, cuyo director no recogió por no querer viajar a EEUU debido al reciente veto migratorio. En este reciente trabajo, la complejidad de las relaciones humanas es expuesta a través de un laberinto social encauzado a través de un drama familiar.
Shahab Hosseini y Taraneh Alidoosti interpretan a Rana y Emad, una pareja de Teherán cuyas vidas cambiarán por completo debido a un incidente en su nueva casa a la que se acaban de mudar. A partir de este hecho, la pareja se descompone y se muestra como nunca lo había hecho hasta ahora, tomando dos rumbos diferentes y certeros que ya van mostrando la intención de la película.
Partiendo de lo que parece una historia sencilla, una mudanza, la desembocadura es más brutal de lo que se espera en un principio. Poco a poco, la situación se va desembalando entre honor y venganza, entre un olvido percatado en el personaje femenino, la necesidad de acción en el masculino y la agobiante presión social representada por varios colectivos (vecinos, amigos, compañeros de trabajo…).
Hay una herida que va erosionando cada día más entre preguntas que exigen hacer algo ante la agresión sufrida pero que también conllevan a la deriva de la cotidianeidad no alterada. Una y otra vez, se intenta superar el trauma causado, de tantas y variadas maneras que el espectador sufre ante todas ellas. El sentimiento de impotencia es trasladado magistralmente a la butaca. La moralidad y la ética en forma de machismo, de miedo y de un abismo lleno de diferentes sentimientos caben en El viajante, demostrando la perturbadora resonancia personal y social que crece y se alimenta de dos personajes, cuya identidad parece desequilibrarse desde el sufrimiento mutuo.
El viajante hace referencia a Muerte de un viajante, obra de Arthur Miller, cuya representación sobre un escenario también aparece en pantalla, como un efectista paralelismo de la pareja protagonista. Este largometraje no invita a la reflexión, sino que obliga y exige que se establezca un fuerte vínculo emocional ante una situación dramática que no vemos en pantalla pero de la que respiramos sus consecuencias.
Lejos de la polémica creada en la reciente ceremonia de los Oscar, El viajante llega con varios premios más que le alzan como un trabajo exquisito y atrozmente conmovedor en el que os recomendamos os metáis de lleno; Mejor Actor y Mejor Guión en el Festival de Cine de Cannes 2016 y Premio a la Juventud Sección Oficial -Valladolid 2016, además de la nominación a Globo de Oro Mejor Película Extranjera.
Ante el peligro de derrumbe del edificio en el que viven de alquiler, Emad y Rana se ven obligados a mudarse a otro lugar. Un incidente relacionado con la inquilina anterior cambiará dramáticamente la vida de la joven pareja.
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