Una ópera de cámara es la nueva apuesta sobre los escenarios de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, en colaboración con el Teatro Real. DisPLACE es una propuesta que aterriza en Madrid los días 17, 18 y 19 de febrero, después de estrenarse en Viena, en septiembre de 2015, y seguir su camino por Barcelona en el mes de diciembre del pasado año, y que cuenta con la producción del festival Musiktheatertage (Viena) y Òpera de Butxaca i Nova Creació (Barcelona).
Un barítono, Sébastien Soules, y una soprano, Elena Copons, dan vida a dos parejas que conviven en un mismo espacio pero en diferentes periodos de tiempo que se entrecruzan a lo largo de la obra. El libreto es de Helena Tornero y completando el equipo están Vinicius Kattah, en la dirección musical, Alexandra Burgstallter, en la escenografía, Georg Steker, en el diseño de iluminación, los músicos Ensemble Phace, Sophia Goidinger-Koch y Barbara Riccabona y el actor Benedek Nagy, entre otros.
La dirección de escena ha corrido a cargo de Peter Pawlik, quien en la presentación a los medios destacaba “lo importante que es la inspiración en los temas de actualidad” así como que “la ópera hable de temas que nos importan”. Georg Steker, director artístico de Musiktheatertage Wien, ha defendido que este montaje “se centra en Barcelona pero es extensible a cualquier lugar que haya sufrido el fenómeno de la gentrificación”.
Los compositores de disPLACE han hablado de sus trabajos en las dos partes en las que se divide esta ópera; una primera, con viola y violonchelo, enmarcando a una pareja de recién llegados a un piso de diseño de Barcelona, con “una música lírica porque todo está conectado con la memoria de esa casa”, de la que se encarga Joan Magrané Figuera. En la segunda parte interviene un chelo, una viola y música electrónica, en un intento de “crear conexiones”, según su compositora Raquel García-Tomás, ya que estaba interesada en representar una casa que estuviera viva.
Juan Matabosch, director del Teatro Real, ha insistido en lo difícil que es, en la actualidad, estrenar una ópera pero que lo realmente complicado es “lograr que la obra se vuelva a representar, que tenga un recorrido y que tenga demanda”. Por último, Karin Kósina, Agregada Cultural de la Embajada y Directora del Foro Cultural de Austria, ha resaltado la necesidad de “activar la cultura” para seguir fomentando la conversación.
Personas y casas son los protagonistas de esta pieza, que se representará con una primera parte declamada en inglés y una segunda, en el idioma de la ciudad condal. Un desahucio es la clave para entender la tragedia mostrada en escena con síntomas marcados de gentrificación.
DisPLACE es una ópera de proximidad y de situaciones humanas, que muestra dos perspectivas en torno a un mismo rincón en una gran ciudad, en la que cabe una parte de ensoñación y otra de realidad. Su argumento es posible porque siempre hay diferentes maneras de enfrentarse a un hecho, en el que caben ganadores y perdedores.
disPLACE relata la historia de una pareja acomodada que atraviesa una crisis en el mismo espacio en el que una segunda pareja celebraba, tiempo atrás, una fiesta antes de ser desahuciada. Una historia donde los procesos de modernización desembocan en todo un drama social visto desde dos realidades diferentes. Dos historias comunes, dos momentos distintos.
Fotografías realizadas por María de la Mata Iglesias
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