No se rían.
El Teatro del Barrio ha estrenado esta semana L’Editto Bulgaro, una obra basada en un hecho real acontecido en el año 2002, protagonizado por Silvio Berlusconi junto a un humorista y dos periodistas. Presentada como una sátira política, libertad de prensa y canción ligera, esta pieza aborda un escándalo periodístico con graves consecuencias que aún siguen vigentes hoy en día.
La dramaturgia de Joan Yago resulta certera para mostrar y digerir una historia que queda tan lejos en el tiempo pero tan cerca en realidad social. La dirección de Israel Solà aporta aún un ingrediente más; una nada sutil advertencia hacia la vorágine descontrolada que estamos manteniendo en la escena europea. Sin verborreas y con una borrachera de mordacidad perfectamente justificada, la obra navega con la voz en directo de Aitor Galisteo, que acompasa la acción quizás para calmar un poco el vicio corrupto que palpita entre verdades.
Además, Xavi Francés, Arnau Puig y Marc Rius son las voces que se oyen en escena y que a la vez representan al humorista Daniele Luttazzi y a los periodistas Michele Santero y Enzo Biagi… e incluso al mismo omnipresente Berlusconi, entre otros, pues también hay personajes femeninos, con gracia y astutamente retratados, gracias a un código que conecta inmediatamente con el público por unos rostros que dirigen la atención de manera magistral hacia el humor, pero también hacia la responsabilidad no neutral que estos hechos conllevan.
Sirva la parodia para acercar un realismo próximo que nos tiente, que nos equilibre los sentidos hacia lo que nos acontece como una herida que sigue en carne viva… aún. A veces es difícil que una obra no guste con tan exquisita y precisa presentación, como se hace aquí. Otras veces es la continuidad arbitraria en forma de sketches la que más atrae y conquista al público. En L’Editto Bulgaro se funde todo lo anterior y se reserva el derecho de admisión a seguir hurgando en un pozo negro que embadurna al espectador de una sustancia llamada complicidad, representada en tantos por ciento.
El objetivo de L’Editto Bulgaro, que apunta a “empezar un debate sobre la libertad de prensa en la Europa democrática de hoy y el papel del humor en el tratamiento de los problemas más serios” se cumple con creces en un espectáculo de casi hora y media de duración que bebe del teatro documento y los Late-Shows norteamericanos y que se completa con el trabajo de Albert Pascual e Elisenda Rodríguez, en vestuario e iluminación y Gori Matas, en los arreglos musicales.
La compañía de teatro independiente La Calòrica se encarga de presentar esta obra que se estrenó dentro del ciclo Juliol a la Cuina del Festival Grec de Barcelona en el año 2012. Tras cuatro años de gira por Cataluña, Valencia y las Baleares, l’Editto Bulgaro llega a Madrid interpretada por su reparto original los días 26, 27, 28, 29 y 30 de diciembre a las 20.00h en el Teatro del Barrio.
La compañía de teatro La Calòrica nace en 2010 formada por un grupo de licenciados del Institut del Teatre de Barcelona. Su trabajo se centra en dos ejes de investigación: la vigencia de las formas y motivos teatrales clásicos en el diálogo estético contemporáneo y el valor del humor en el abordaje de las problemáticas más graves.
El 18 de Abril de 2002 Silvio Berlusconi se encuentra de viaje oficial en Bulgaria. En rueda de prensa y ante más de doscientos periodistas de todo el mundo, el entonces primer ministro italiano declara que el uso criminal que el humorista Daniele Lutazzi y otros dos periodistas están haciendo de sus espacios en la televisión pública es inadmisible e insta a la directiva de la cadena a tomar medidas. En cuestión de horas los tres comunicadores son despedidos y sus programas se cancelan por presunta falta de audiencia. Casi quince años después de aquella declaración, hoy conocida como el «Edicto de Bulgaria», Daniele Luttazzi continua estando vetado en la televisión italiana.
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