¿Se puede olvidar la felicidad?
El pasado 3 de diciembre aterrizaba en el Teatro Lagrada la obra Milagro, después de su estreno en Zaragoza en el mes de octubre y de una gira por varias ciudades españolas. Luis Miguel González Cruz firma un texto dirigido por Cristina Yañez que va tomando forma sobre el escenario poco a poco, con paciencia y buen paso, como un buen vino que depositar en el paladar y no parar de degustar durante poco más de una hora y media.
Los actores Chema Ruiz y Javier Anós giran e interpretan a sus solitarios personajes en torno a Maribel Bravo, quien no sólo encandila a los dos hombres en escena sino seguramente a todos los espectadores que acudan a ver esta historia. Incautados a partir de varias preguntas como qué puede pasarle a una relación de pareja si eliminas todos los recuerdos, qué es lo que construye realmente el amor o qué le ocurre a la identidad si eliminas la memoria, forman un trío que no parece azaroso y al que a veces le falta resolución. Algo falla en escena cuando a los personajes les cuesta encontrar su lugar. Parten de un sitio cómodo, de una buena idea, pero parece que no saben adaptarse. Quizás sea un doble truco y nos intenten avisar de la dificultad imperiosa de buscar y encontrar cada uno nuestro hueco en el mundo. O quizás es que haya un problema de ejecución.
El espacio creado y las luces merecen una mención especial pues la elegancia y la continuidad basada en diferentes espacios creados se dejaban ver desde el principio. El juego de colores funciona a la perfección, combinado con la sutileza de un espacio blanco que se va rellenando con los diferentes diálogos y con un intento, algo flojo, de tratar el tema de un amor olvidado y resucitado. Un gran trabajo técnico que destaca por la calidad y el tratamiento acogedor que genera.
La compañía Tranvía Teatro y Teatro del Astillero presentan esta obra cuyo tema principal gira en torno al amor, concebido como un milagro a gran escala que hace que una pareja vuelva a unirse en la distancia emocional. Trasladado también a un plano físico y materialista, esta pieza invita al espectador a observar y a reflexionar sobre la manera de sobreponerse a una resucitación.
Quizás la vida no sea otra cosa que ensayar y repetir.
El día de su cumpleaños y su aniversario de boda, Emma muere de repente. Andrés, su marido, no quiere hacerse a la idea de la desaparición de su esposa por lo que intenta que su amigo, el Doctor, la cure, pero la muerte es un hecho. Desesperado, Andrés implora el regreso de Emma que, inesperadamente, resucita….
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