El faro de las orcas es la nueva película de Gerardo Olivares, cuyo guión firma él mismo a partir de la novela Agustín corazón abierto de Roberto Bubas. Este cineasta y guionista cordobés ha unido en pantalla a Maribel Verdú y a Joaquín Furriel para protagonizar un trabajo exquisito en ejecución y magnífico en su argumento. Producida por José María Morales (de Wanda Vision, distribuidora de la misma), cuenta con el apoyo de TVE, ICAA e Ibermedia y se estrenará en cines el 16 de diciembre.
Olivares vuelve a mezclar la ficción y la naturaleza para intentar impresionar con una historia emotiva, dulce y peligrosa a la vez, objetivo conseguido con creces gracias, en gran medida, a los dos actores principales cuyas interpretaciones son impecables y verdaderamente atrayentes debido a la pareja que consiguen formar, tan distintos y cercanos al mismo tiempo, acompañados en el papel del niño por Quinchu Rapalini.
Desde una historia basada en hechos reales y cuyo punto de partida es “la búsqueda de los valores esenciales de la vida y su encuentro con los valores de la naturaleza”, según palabras del director, El faro de las orcas no titubea a la hora de enseñarnos la libertad, el coraje y otros grandes valores puestos en este largometraje. “La imponente belleza de las orcas, la fuerza de la naturaleza, lo inhóspito del paisaje, la soledad, la simpleza, crean la atmósfera propicia para el inicio de una maravillosa historia de amor».
Cuando todo está o se da por perdido, sabemos cuál es la única esperanza y por eso esta película se presenta como “una historia de amor en el fin del mundo”, al precipicio de los sentimientos y las acciones a las que se tienen que enfrentar estos personajes en Península Valdés, en un paisaje único que el espectador va a disfrutar muchísimo. Pero no sólo se trata de un amor que podemos adivinar en el cartel de la película, sino de aquel que es capaz de tener una madre y el que siente un hombre solitario que creyó haberlo perdido todo.
La cercanía de la historia no pillará desprevenido al espectador ya que, aunque este cachito de paraíso terrenal esté a miles de kilómetros, todo lo que la inspira y a lo que llega a convertirse en pantalla, con espacios abiertos, paisajes inolvidables y animales fascinantes, forma un gran y buen mensaje que trasladar a nuestras vidas. No sabemos qué ha sido más relajante de ver El faro de las orcas; estos animales marinos de la Patagonia en el océano o los ojos de Joaquín Furriel en pantalla. Verdú, como siempre, en otro nivel. Magnífica. Y la película aún más.
Lola viaja con Tristán, su hijo con autismo, hasta el fin del mundo para encontrarse con Beto, un guardafauna que tiene una relación muy especial con las orcas salvajes en la Patagonia Argentina. La determinación de Lola de luchar por su hijo, la peculiar personalidad de Tristán y su especial relación con la naturaleza harán que la vida de todos ellos cambie para siempre. Basada en hechos reales, El faro de las orcas, es una búsqueda de los valores esenciales de la vida y su encuentro con el espíritu de la Naturaleza.
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