Sin molestarnos, sin necesitarnos.
Desde que hace un año asistimos a la lectura dramatizada de No soy Dean Moriarty, en el Centre Cultural Blanquerna, nos quedamos con las ganas de contemplar esta historia conformada como una obra de teatro. Aquel 24 de septiembre, Ricard Sales y Gorka Lasaosa se tomaban el pulso en un pequeño espacio con guiones en mano y hace pocos días, hemos podido disfrutar de Fernando Tielve y Ferran Vilajosana a pocos centímetros gracias a la oportunidad única de la Sala Tú.
El presente y el futuro de dos personajes se entrelazan, desde el pasado mes de mayo, en No soy Dean Moriarty, una obra de teatro basada en la novela de Jack Kerouac, On The Road (1957), y en la que ahora, Joan Yago ha imaginado y organizado magistralmente un bar de carretera y a dos jóvenes que sueñan, viajan y recorren experiencias y deseos. En paralelo, la dirección de Gerard Iravedra resulta magnífica en el que sentido de que los impulsos de los personajes logran alcanzarnos por sus juegos, sus bailes y la sencillez con la que se presenta un espacio en el que cabe todo.
Vilajosana enloquece a su personaje, que se alza cautivador en el poco sitio de la sala. Su logrado nerviosismo y sus dosis originales de voz embaucan desde que toma la palabra. A su lado, Tielve equilibra perfectamente los diálogos y consigue que el público vea a través de su mirada y de sus palabras. Resultan ser el contrapunto perfecto; uno desea y el otro hace realidad. El primero escribe, el segundo se revuelve entre las palabras.
Como confirma uno de ellos, no es lo mismo recorrer que viajar, y algo así les ocurre a estos dos jóvenes que quieren volar por encima de sus propios impulsos. El deseo es constante y el público así lo siente. La luz y el sonido son algo vitales para separar espacial y temporalmente el camino recorrido por estos dos alteregos encarnados en Sal Paradise y Dean Moriarty. Soñar y viajar se convierten en lo mismo en esta obra en la que no hay una línea fronteriza entre las acciones de los cuatro personajes interpretados en escena. Todo cabe en las cuatro paredes de un bar, en una sola noche y en un único intento de alejarse de la realidad.
Intemperie producciones se encarga de presentar su segunda producción, una obra que seguirá en la Sala Tú también los fines de semana del mes de octubre y que os aconsejamos no os perdáis, porque recibiréis una libre invitación a preguntarnos qué preferimos; vivir o soñar. O en qué punto vamos a empezar a viajar.
La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse.
Un bar cualquiera perdido en cualquier lugar. Dos jóvenes camareros recogen mientras juegan a meterse en la piel de Sal Paradise y Dean Moriarty, los personajes de «En la carretera», la mítica novela de Jack Kerouac. Juegan a ser libres. Admiran el espíritu aventurero y la forma de vivir al límite de los personajes de ficción exprimiendo el presente sin temer al futuro. De esta forma consiguen por unos instantes abandonar su gris realidad. Pero hoy, uno de los dos querrá viajar. Querrá vivir. Y querrá hacerlo en la realidad y no en la ficción. ¿Le acompañará su amigo?
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