El pasado jueves 7 de abril llegaba a Nave 73 una obra de teatro que no sólo llena el patio de butacas sino que a la vez consigue acomodarse en un lugar de nuestra emoción que nos ayuda a conocer mejor la idea que cada uno tenemos sobre un tema complicado estos días. La belleza del escarabajo se sumerge, a partir de un trabajo de danza y compenetración entre cuerpos, en un anagrama entre lo que logramos entender de la fealdad y la hermosura.
Componiendo varios puzzles a lo largo de todas las escenas desarrolladas, Juan Caballero, Nicolás Gaude, Enrique Gimeno y Ana Petite crean una composición artística en la que el efecto visual latente y constante es una importante pieza que nunca se pierde de vista. A partir de materiales básicos, con apenas colores y con mucho mimo, clown, circo, ballet y danza, el público asiste a un espectáculo que juega con los extremos de comicidad y ternura, de reproches y valentía, ayudando a pensar a dónde estamos llevando la búsqueda de la belleza y la absurdez de la fealdad en nuestras vidas, desde que nos enseñaron las reglas básicas por las que atrevernos a juzgar sin miramientos a los demás.
La belleza del escarabajo es esa obra que, partiendo de un complicado tema como el de la belleza y con tan sólo cuatro actores en escena, es capaz de transmitirlo todo y de regalar una experiencia visual y emocional parecida a un viaje de reflexión interna que baila en nuestras cabezas, igual de bien que los protagonistas saben cautivar, conmover y regalar a los espectadores pequeñas historias, contadas a partir de una simpleza escenográfica, que se hacen grandes en cuanto los actores se atreven a corretear en escena y entre nuestros pensamientos.
La belleza del escarabajo es una creación colectiva que fue presentada el pasado año en la Nave de Cambaleo, dentro del Festival Surge, con la producción de Sudhum Teatro. La dirección de Gustavo del Río resulta acertada para que esta original propuesta sea expuesta y transformada en escena gracias a la coreografía de Nicolás Rambaud, y que estará todos los jueves en Nave 73 a las 20.30, como un pedacito de belleza que se tambalea entre elementos escenográficos, capacidad de impresionar y criticar hondo y de danzar con libertad.
Un escarabajo puede atraer lo más feo, como los peloteros que arrastran su propia mierda, a pasar a convertirse en símbolo de belleza, como el escarabajo dorado de los egipcios.
Las cuatro fases por las que transita nos servirá para contar el juego cruel de los niños con lo diferente y la perversidad que esconden los cuentos infantiles, en su parte embrionaria; los trastornos alimenticios y el conflicto con el crecimiento en su fase larvaria; el estado ‘ideal’ al que el ser humano aspira y la soledad que conlleva en su transformación en crisálida y la cirugía, la vejez, el ego y las nuevas tecnologías antes de convertirse en el imago o insecto completo.
Teatro en Nave 73