Próximas representaciones de Los perros del 5 al 14 de abril en Sala Cuarta Pared.
Para salir uno antes tiene que entrar.
Pero si ya estamos dentro.
Uno de los mayores enigmas que presenta El perro semihundido de Goya es no saber si el animal está saliendo del fango o hundiéndose. Es una de las pinturas negras del artista zaragozano que más inquieta y profundiza en el sentimiento de soledad humana, el mismo que los protagonistas de Los perros tienen en el escenario de Nave 73. Esta obra de teatro retrata tres vidas encerradas en el Hospicio, en el que razón y sueño no encuentran diferencia en ninguno de los personajes que esperan día tras día un nuevo principio.
La piojosa, el ciego y el cojo exhiben, desde el pasado viernes día 5 de febrero, un reto escénico con un texto valiente que se mueve en el tiempo para crear en el público un ejercicio de reflexión hacia aquellos que existieron pero que no dejaron rastro vivo en nuestro mundo. “Va por los ausentes, siempre presentes” reza la dedicatoria de esta obra en el que tres personajes se desviven por encontrar una luz que les guíe y les libere de su encierro.
Otra de las grandezas del cuadro de Goya es que el perro protagonista estaría mirando a unos ahora inexistentes pájaros volar por encima. Las aves esbozadas desaparecieron en el traslado de la pintura, como los sueños o las vidas que tenían que haber vivido esta piojosa, este ciego y este cojo llamado Expósito, como nuestros deseos de llegar a ser y no ser nada y nuestra propia salvación.
A veces tirando hacia la comedia y otras muchas ejerciendo una fuerte violencia interna que azota con palabras que lastiman, con sutiles toques que pueden recordar a Esperando a Godot o al Mito de la caverna, Selu Nieto se ha encargado de escribir y dirigir una obra de teatro que no tiene tiempo, ni lugar, ni apenas espacio, porque podía ubicarse en cualquier momento histórico, porque son demasiadas las almas perdidas a coste del mal humano y porque el sentimiento de injusticia está servido al espectador con una enorme perfección demostrada en la escenografía andrajosa, harapienta y de madera, en la que María Díaz, Manuel Ollero y Selu Nieto se pasean. Las características físicas de los personajes no están elegidas al azar y demuestran tener un valor teatral único para enfatizar con cada uno de ellos y universalizar los valores humanos perdidos a lo largo de los siglos.
Los mismos actores son los que se embarcaron hace años en la creación de la compañía de Teatro a la Plancha, que produce esta dramática historia que, con una hora de duración, tiene la capacidad de transmitir preguntas latentes a partir de su música, su escenografía, su vestuario y su iluminación que nos conduce, sin saberlo, más y más al abandono.
El Hospicio que hasta hoy nos cobijaba se viene abajo. Se consume en la fría oscuridad y pudre consigo a sus internos, pacientes que impacientes sueñan con el traslado a un sitio mejor. Mientras los elegidos son llamados a traspasar la puerta que los libera de su encierro, los más atormentados aguardan la llegada del Director del Centro para ser salvados. Pero los días pasan, no viene nadie y ninguno sabe cómo recorrer los largos y estrechos pasillos que conducen al exterior. Esperar, desesperar… Debe haber otro camino, otra puerta de salida.
Más Nave 73
-«Los Perros»Dramática obra , que su solo comentario me conmovió, no se si es porque está presente Goya, o porque de alguna manera tenemos que ver con esos tres personajes que algo esperan
Me gustaMe gusta