El cine, como cualquier otra industria, es un mundo de lo más arriesgado. Los directores, productores, actores y técnicos, que como los polluelos deben abandonar su nido y zona de confort para lanzarse a la aventura en esta vorágine de proyectos, contratos, rodajes, éxitos y fracasos en taquilla, pueden encumbrarles o por el contrario, pueden quitarles las ganas de volver a intentarlo.
Para ayudarles, en DUAS hemos entrevistado al director, productor y escritor Antonio Dyaz, miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (AACCE), que a través de su experiencia y amplios conocimientos del medio, aconseja a estos nuevos y no tan nuevos profesionales, cómo hacer películas de bajo presupuesto sin morir en el intento.
DUAS: ¿Cuántos años tienes de experiencia como director?
ANTONIO DYAZ: Es una experiencia discontinua. Mi primer corto lo hice en el año 1999, después hice el primer largometraje en 2000 [Off], aunque se estrenó en 2002, en 2005 hice el segundo [SeX], el tercero en 2013 [The Lobito], el cuarto, que es un documental sobre el mundo de la moda titulado [WEAR] se estrenará en 2016, mientras preparo el quinto [Foe], que rodaré el año que viene con un reparto de lujo. También he estado involucrado como productor en una decena de películas.
D: ¿Qué te lanza a la hora de pensar en un proyecto? ¿Tienes recursos? De no tenerlos ¿cuál es tu motivación para animarte a hacerlo?
AD: Básicamente las ganas de vivir y de pasármelo bien. Mi primer largo era para hacer una luna de miel con mi chica, nos acabábamos de casar, y por eso me inventé un largometraje que se grababa en muchos países y de bajo presupuesto, para pegarnos el viaje de nuestra vida, y estuvimos en el año viajando de aquí para allá. La verdad es que esto casi acaba con nuestro matrimonio, no se lo recomiendo a nadie. En el segundo fue todo lo contrario, porque fue a raíz de la muerte de mi madre, entonces quise hacer una cosa introspectiva y vivir mi duelo de esa manera, y de hecho es una película sobre la muerte, de alguna manera. Después transcurrieron muchos años hasta que estrené el tercero, The Lobito, que hice durante cinco años discontinuos, mientras yo viajaba por el mundo haciendo otras cosas, y trataba de reencontrar el enganche con el cine, o sea que en mi caso la motivación no es ni el dinero, ni querer ser un artista reconocido. Yo quiero pasármelo bien y el cine me parece un vehículo estupendo.
D: Una vez tienes el guión, ¿haces un análisis de producción o qué es lo primero con lo que empiezas?
AD: Siento defraudarte pero yo casi nunca escribo guiones. En el caso de Off había una pequeña escaleta, muy breve, de lo que iba a suceder en cada una de las nueve ciudades, pero como yo no sabía lo que me iba a pasar ahí, pues el guión lo iba escribiendo mientras filmaba. En el caso de SeX sí estaba todo más estructurado, pero había grandes áreas de improvisación para los actores. En el caso de The Lobito, el guión se escribió casi a la vez que se estrenaba la película, o sea, no hubo guiones. Yo soy escritor, mi motivación primera es la palabra, de la palabra viene la imagen y no al revés, entonces no soy un cineasta, soy un escritor que hace cine, no un director de cine que escribe novelas, y eso condiciona todo. Me aburre mucho la técnica de escribir guión, yo soy novelista, pienso en la historia, pienso en las cosas, y después ya se va formando. En el próximo largometraje que estoy haciendo como director y productor sí quiero tener un guión, estoy en ello, pero me aburre mucho. Yo empiezo la casa por el tejado.
D: Normalmente los proyectos formados nuevos talentos no suelen ser remunerados, pero tampoco se les da de alta en la Seguridad Social, ¿qué opinas sobre ello?
AD: Yo estoy totalmente en contra. Me parece muy mal que la gente presuma de hacer cine de bajo presupuesto a costa de no pagar a nadie, para llevarse los honores ellos en los créditos y en algún beneficio que hay. Me parece inaceptable. Hay que cobrar. No puedes presumir de haber hecho la película más barata de la historia, porque eso significa que eres el mayor bastardo, que te has llevado la gloria y no el iluminador o el actor que lo ha dado todo. Aparte del catering y dinero para el transporte para que todos puedan ir al ser de rodaje, hay que dar de alta a la gente, aunque sea una semana, tampoco es tanto dinero y al final te repercute en la calidad de la película y en que el equipo esté más cohesionado, y si hay algún problema tú tienes la ley de tu parte, si no te puede costar muy caro. Aunque tengas a todo el personal seducido para que llegado el momento tú digas «¡acción!» y se pongan a trabajar, al cuarto día cuando las cosas se pongan feas, si tú no estás pagando nada a nadie esa persona no le puedes exigir nada, y el equipo se diluye como un azucarillo. En cambio, si tú estás trabajando con un contrato, Seguridad Social y un compromiso, ellos te lo van a dar todo.
D: A la hora de dialogar con los actores, ¿cuántas reuniones crees que se deben tener como productor?
AD: Eso depende de la relación que tengas con el actor. Si hay una relación personal previa hay poco que contar, no tienes que venderte. Pero si es una persona nueva, hay que hacer un gran esfuerzo para comunicarle que el proyecto es serio, que tú mismo eres una persona seria y que su participación puede ser determinante. Y luego ya está todo el juego de seducción que se produce en toda negociación. Si son muchas reuniones es malo, una sola es muy raro.
D: A la hora de trabajar con equipos existen muchas páginas webs y páginas en redes sociales llenas de contactos. ¿Tú eres de trabajar con gente que no conoces? ¿Apuestas por los nuevos talentos, o prefieres profesionales con experiencia?
AD: Yo quiero gente capaz, con la que me lleve bien. Prefiero trabajar con amigos, por lo menos en el núcleo duro del proyecto, y trabajar siempre con el mismo equipo. Pero la última película que produje [El Altillo] no la dirigía yo y lo que hicimos fue un casting para toda la parte técnica. No conocíamos a nadie y para mí fue una experiencia diferente. No puedes hacerlo todo siempre con el mismo grupito de gente, hay que abrir el grifo y la gente que vale nunca sabes dónde está.
D: En redes sociales como Facebook, hay muchos grupos de técnicos y otros profesionales del cine en los que se genera mucho debate respecto a las películas low cost. Cuando una persona publica un anuncio buscando gente, pero dice que no es remunerado, algunos de los miembros del grupo optan por insultar a esta persona. ¿Estás a favor de esas protestas en las redes sociales?
AD: En absoluto. Creo que todos somos libres de hacer con nuestro tiempo lo que nos dé la gana, a cambio de lo que consideremos conveniente. Si alguien hace una oferta y no te gusta no tienes porqué insultarlo, sobre todo en Internet, que son todos unos cobardes y nadie firma quién es quién. Yo siempre he publicado en Internet y siempre he firmado con mi nombre y apellidos. Todos sabían quién había detrás, pero no todo el mundo es así. Si no te gusta una oferta no tienes que insultar a los demás.
D: ¿Qué es lo primero en lo que te enfocas cómo productor, los actores, la búsqueda de localizaciones, etc?
AD: Depende, si la localización es estupenda, tienes fácil conseguirla y la película se te ha ocurrido en torno a ella entonces va a empezar tejer todo. Otra opción es que tengas unos actores estupendos. Hay que empezar por algo y en torno a eso vas tejiendo, hay que agarrarse a algo, que luego igual se cae, pero tú ya has empezado a tejer.
D: ¿Qué les dirías a aquellos directores o productores que se vienen abajo porque el proyecto se atraviesa y no parece salir adelante? ¿Cómo canalizas esa frustración y sigues adelante en vez de guardar el proyecto en un cajón?
AD: Yo no conozco ninguna película que no haya tenido problemas, mayores o menores, y alguno de ellos incluso insalvables. No existe la película en la que va todo bien, siempre hay un momento de desesperación, en el que estás a punto de mandar todo a hacer puñetas y crees que no puedes seguir. El animal productor o director es un animal político y es más importante que sepa manejar esa situación antes que saber qué lente hay que colocar. Creo que es más importante que la película al final se haga, pero si una persona tira la toalla a la primera, segunda o tercera dificultad, pues no vale para hacer esa película.
D: Si quieres empezar un proyecto, pero no tienes dinero ¿qué puedes hacer?
AD: Buscar un trabajo. Tener 3000€ no es lo mismo que tener 0€. Esa idea de presupuesto 0, no tengo nada pero voy a conseguirlo todo es una idea equivocada y además da una idea equivocada del esfuerzo que hace falta para hacer una película. Hay que tener algún tipo de pequeño colchón de personas que pongan algo, que planten un germen que usaremos para conseguir el dinero. ¿Cómo? Pues organizando por ejemplo una campaña de crowdfunding, que cada vez se está usando más incluso en películas grandes, pero ¡ojo! hace falta dinero para hacerla, hay que hacer un vídeo promocional estupendo, invertir horas, etc.
D: Hay personas que no se atreven a sacar un proyecto adelante por el miedo a la crítica. Tú que has recibido buenas y malas críticas ¿nos puedes decir cómo se supera ese miedo?
AD: Malas y espantosas. Hay personas que hubieran dejado el cine y yo no lo he hecho, al contrario, me ha servido para inmunizarme. Yo creo que en todas las escuelas de cine tendría que haber una asignatura llamada “Cómo encajar una crítica horrible” a tu trabajo, al que has dedicado cinco años de tu vida, todos tus ahorros y todo tu talento. Los críticos son los críticos, y siempre ha habido algunos capaces de destrozar vidas. Este mundo es eso, si te gusta decir «¡acción¡», cómete también lo otro. ¿Qué hay buenas críticas? Genial. ¿Qué las hay malas? Te las tienes que comer. Puedes intentar no leerlas, pero siempre hay algún “amigo” que te lo manda. Yo recomiendo leer siempre a dos críticos, uno con el que coincidas siempre y otro que piense exactamente lo contrario de tus gustos.
D: Hay técnicos que no se atreven a enviar un currículum a una productora por el miedo e intimidación que puedan sentir ante otros compañeros con más experiencia y fama. ¿Qué les aconsejas a las personas que viven esa situación?
AD: Hace falta liderazgo. El cine no es una democracia; o eres un líder o te van a comer por los pies. Yo personalmente recibo muchos currículum, intento responder a todo el mundo y tengo una carpeta con todos guardados que no miro casi nunca, pero ese casi nunca no es nunca. Que alguien quiera trabajar conmigo a mí me halaga. Es un tema de estadística, si tú mandas un currículum a doscientas personas igual dos de ellas te pueden dar un trabajo, pero si lo mandas sólo a Julio Medem y Álex de la Iglesia, pues olvídate, no te van a contestar.
D: A la hora de conseguir materiales, puedes tener la suerte de que alguien te deje una cámara, pero en una película en la que se necesitan muchos materiales, la gran mayoría de ellos habrá que alquilarlos. ¿Recomiendas alguna casa de alquiler?
AD: Si la película es low cost de verdad puede que tengas un director de fotografía, pero no vas a tener un gaffer, ni seis eléctricos, con lo cual tampoco vas a tener todo el material que se debería tener, porque vas a utilizar iluminación natural y el cine digital. Si hay una razón por la que el cine digital mole más que el otro es que la iluminación casi casi la puedes reducir, a menos que sea una cosa especial. Puedes hablar con las casas de alquiler, pero son negocios en los que se compran todos los últimos materiales, y aunque les ofrezcas poner su logotipo en créditos, ellos tienen que comer.
D: A la hora de ofrecer trabajo para una película, ¿qué cantidades recomiendas pagar?
AD: Hay que estudiar la situación de cada uno, dónde va a ser el rodaje, si va a tener que estar lejos de su casa, cómo llegar al set de rodaje, si es en período de vacaciones o no, en fin, hasta qué punto puede ser el rodaje una pesadilla o una cosa plácida. Una vez valorado eso tienes que pensar en la persona que tienes delante, si está en paro, etc. El rodaje nunca le va a venir bien a todo el mundo, ni por fechas ni por casuística. Por eso el cine es caro, mantener un equipo de treinta personas o más, durante meses, con los problemas de cada uno y el rechazo a otros proyectos por falta de disponibilidad. Un corto lo grabas en un par de días, pero en una película siempre tardas más, aunque hay algunas que se graban muy rápido; yo SeX la grabé en diez días, fue un palizón horrible, pero eso es más fácil para conseguir a la gente si les ofreces una semana en Canarias con gastos pagados y sueldo. Cuanto más extremas son la fecha y la localización más tienes que pagar al equipo.
D: ¿Recomiendas un rodaje más largo pero con jornadas más cortas o al revés? ¿De cuántas horas?
AD: Sí. Está muy asumido que cuando estamos en un rodaje sabemos a qué hora entramos pero no cuando salimos, y eso está mal porque se va quemando la gente. Tampoco es que estés seis horas y te vayas a casa, porque hay que aprovechar que tienes a la gente ahí. Diez horas es duro, pero está bien. No recomiendo más de diez horas. En un rodaje no todos tienen la misma edad y no se aguantan las horas del mismo modo. Hay que planificarlo muy bien y dejar que la gente se vaya yendo a su hora.
D: Tras varios días de rodaje, los técnicos y actores se van conociendo más entre ellos. ¿Cómo crees que debería comportarse el líder entre su equipo?
AD: Tienes que estar muy pendiente de las personas, es un talento que tienes que desarrollar, y empatizar. El productor tiene que saber la vida de todos, primero para verlas venir y saber de qué pie cojea cada uno, tú no se lo dices a ellos, pero tomas nota en tu cabeza. La cadena se rompe por el eslabón más frágil, y si de pronto hay una persona problemática en el rodaje que se encuentra en un momento de inestabilidad por el motivo que sea, tienes que tener mucho cuidado y mimar mucho a esa persona, para que no reviente en tu rodaje. El buen rollo no funciona en el cine, es un buen rollo interesado.
D: ¿Quién manda, el productor o el director?
AD: El productor. El director nunca puede despedir al productor, pero el productor sí puede despedir al director, y muchas veces sucede.
D: Si trabajas con actores muy conocidos hay que mimarles mucho, pero cuando se trata de actores nada conocidos que se creen estrellas, ¿qué puedes hacer para trabajar con ellos lo más a gusto posible?
AD: Tener mucha paciencia. Cuanto más grande es un actor más fácil es trabajar con él. Cuanto más pequeño más grande se cree, entonces hay que tener mucha psicología y estar tres pasos por delante. Igual para que se sientan bien y hagan bien su trabajo hay que hacer algunas concesiones, siempre y cuando no menosprecien a los demás.
D: ¿Si eres alguien desconocido y careces de fama, qué es lo que hace falta para conseguir financiación para tu película?
AD: Hay que buscar un gancho. Si es un buen guión, tienes que venderlo. Es muy fácil decir que algo es innovador. Todo está hecho ya, entonces hay que buscar un gancho de algún tipo. De tipo personal, puedes decir que el proyecto lo apadrina Guillermo del Toro o que sale Elsa Pataky desnuda. Pero si no eres alguien conocido, tienes que vender el guión como si se tratase de la gran adaptación al cine de la novela del siglo que nadie se ha atrevido a hacerlo menos tú. Si no tiene algo especial ¿por qué te van a dar a ti un euro y no al otro? Un crowdfunder de verdad, que invierte una cifra de cuatro dígitos en una película, y tenga dos proyectos iguales en los que invertir, se va a decidir por el que más le llame la atención.
D: ¿Recomendarías financiar una película a través de créditos bancarios?
AD: Los créditos bancarios funcionan a través del ICO (Instituto de Crédito Oficial), pero no puedes ir ahí como un particular a su banco Santander del barrio. Una película es riesgo máximo. No es tan fácil que te concedan uno de esos créditos, tienes que tener una trayectoria profesional que avale que vas a hacer un buen producto que sea solvente. El banco no es para financiar una película, pero sí para tener una línea de crédito que te sirva para tapar agujeros que puedas tener durante el rodaje.
D: A la hora de promocionar tu película, ¿qué vías aconsejas?
AD: Una oficina de comunicación. Cuanto más dinero tengas, mejor será la oficina y más repercusión mediática tendrá tu película. Por 3000€ las cosas se ponen serias, pero por menos de 1000€ nadie te va a hacer nada. Es el dinero mejor invertido.
D: A día de hoy se usan mucho las redes sociales, creando páginas de las películas que consiguen hasta varios miles de seguidores. Sin embargo, cuando se estrena su película, los usuarios ya la han olvidado y no van a verla. ¿Te parece un buen método para promocionar tu película?
AD: Esas personas son las que luego no van al cine. Mi consejo es que las redes sociales están sobrevaloradas y todo lo que sea invertir tiempo para hacer ruido lo puedes hacer en tu casa, y no molestes. ¿Qué vas a aportar diciendo que hoy es el cumpleaños de una de las actrices? Es algo que no va a ninguna parte. Está bien tenerlo, pero igualmente si quieres que tu película se conozca tienes que soltar el dinero y pagar a una oficina de comunicación.
D: Por último, ¿qué consejo darías a todos aquellos directores y técnicos amateur que están ahora trabajando en su primera película?
AD: Templanza. Los sentimientos hay que dejarlos en casa.
Hoy en día parece que el cine español es un monopolio industrial y artístico dominado por unos pocos, pero siempre hay alguna fisura, incluso en el muro mejor construido, por la que puede pasar la luz para aquellos que acaban de iniciar su carrera profesional en este mundo de cámaras y magia. El dinero, que representa un factor fundamental a respetar, no siempre es el inconveniente para que una película no funcione. La convivencia en el rodaje, el respeto entre compañeros, y las dotes comerciales de los productores también son fundamentales a la hora de llegar al éxito. Si no te arriesgas no ganas, pero si lo haces, debes saber dónde te estás metiendo. Son muchos los ingredientes necesarios para conseguir ver nuestra película proyectada en las salas de cine y hasta el más mínimo detalle ha de ser cuidado.
Desde DUAS, enviamos todo nuestro apoyo a aquellos valientes que cogen al toro por los cuernos y se lanzan a vivir la maravillosa experiencia que puede ser hacer tu propia película. Tal y como dice Antonio Dyaz, no olvidéis la templanza si queréis que todo salga adelante. Y lo más importante, no olvidéis pasarlo bien.