Porque en las pequeñas historias también se viven grandes momentos. Porque los más grandes amores empezaron siendo…Amores Minúsculos.
Seis actores en escenas vacías pero llenas de historias es la propuesta de Amores minúsculos, la obra de teatro basada en las ilustraciones del artista Alfonso Casas. Su andadura comenzó en Nave 73, pasó por el off y la sala principal del Teatro Lara y hace unos días, estrenaba nueva temporada en el Teatro Nuevo Apolo, donde tuvimos la oportunidad de verles en acción gracias a la Revista Godot, siempre al día de la actualidad en teatro y danza.
Presentados con un toque de espectáculo audiovisual en una pantalla que nos marca el tiempo de estas historias y que sorprende por la originalidad, los personajes de Amores minúsculos resultan estereotipados y a la vez críticos consigo mismos, en un intento de alardear de la contemporaneidad que nos rodea en la actualidad. Hay un típico gay, que se ríe de sí mismo y de su tendencia a las relaciones de una sola noche de las que está cansado, igual que hay una típica pareja que en principio no tiene absolutamente nada que ver, pero que su final podría compararse al de cualquier comedia romántica que nos venden en el cine todos los días y que nunca nos cansaremos de ver. Destacable resultan también las presentaciones de los dos personajes femeninos a partir de las preferencias sexuales que tienen los chicos hacia ellas.
De sobresaliente es el trabajo de cada uno de los actores, que se mezclan en un doble reparto intercambiado por días, y cuyas actuaciones son admirables, demostrando que por su juventud y talento vamos a verles en muchas otras salas e incluso delante de las cámaras. Tienen seguridad sobre el escenario, creen en la historia que están contando y sobre todo, se saben desenvolver en el teatro como si estuvieran planteando sus dudas o abriendo su corazón en rincones creados sólo por ellos perfectamente transmitido al público.
La escenografía llama la atención por la soledad que desprende, en un espacio teatral totalmente desaprovechado, que se intenta llenar con pocos elementos sobre un vacío negro; elementos como una cama, un sofá, alguna silla y un poco de ropa no alcanzan a construir diferentes lugares, que necesitan constantemente a los actores en escena para poder entender el contexto en el que nos sitúan. Incluso las magníficas ilustraciones de Casas están más llenas y conmueven más.
No sé si es que, personalmente, no he sentido las verdaderas cosquillas del amor pero ni me he enamorado ni me han emocionado. Estos amores minúsculos no son reales, la identificación con ellos es imposible en la mayoría de las ocasiones y la felicidad extrema con la que acaban parece un truco para salir del teatro con una sonrisa y estamparse con la realidad de golpe gracias a estas pequeñas historias con enormes actores.
Amores minúsculos es una comedia romántica sobre algo que todos hemos sentido, esos amores que sin saber cuánto durarán vives como si fueran para siempre. Es la historia de Jaime, Nacho, Eva, Laura, Carlos y David… pero podría ser la tuya y la de cualquiera que esté dispuesto a enamorarse. Unos personajes con los que te identificarás, interpretados por un doble reparto que permite vivir una experiencia única en cada función.
Una adaptación al teatro del cómic de Alfonso Casas que llega al Nuevo Apolo tras emocionar a crítica y público y convertirse en un fenómeno en el circuito off, colgando el cartel de “entradas agotadas” en todas las funciones. Candidata al Premio MAX al Mejor Espectáculo Revelación, la producción de Los Zurdos se presenta ahora con una nueva puesta en escena creada para este teatro mítico.
«Amores Minúsculos»llama la atención su título, pero bien lo dicen es una comedia adaptada del comic, donde hay imaginación y creatividad,Muy interesante .
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