Como sacados de una película de ciencia ficción, los edificios de Jakob + MacFarlene destacan por sus materiales de nueva generación y sus formas futuristas. Los proyectos de estos arquitectos afincados en París suponen una simbiosis entre teoría y forma que explora la tecnología digital, considerándola tanto en su vertiente conceptual como en el proceso de construcción.
Brendan MacFarlene (Nueva Zelanda) y Dominique Jakob (París) forman un partenariado pluridisciplinar cuyos proyectos buscan diseñar un entorno flexible y cercano al público, integrándose y armonizando con el enclave en el que se insertan. Una arquitectura vanguardista, erigida con materiales novedosos, que les están reportando reconocimiento mundial (recientemente han sido galardonados con la mención del International Taïpei Performing Arts Center Competition), brindándoles la oportunidad de diseñar importantes construcciones. Además sus trabajos se han expuesto en escenarios tan distinguidos como en el The Museum of Architecture (Moscow, 2000), Victoria & Albert Museum ( Londres, 2003), The San Francisco Museum of Modern Art (SFMOMA) (San Francisco, 2004), The Mori Art Museum (Tokyo, 2004). A todo ello se le suma una exhibición personal en el FRAC de Orléans en 2005 y el haber sido seleccionados por Francia como representantes en la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2002.
Los diseños de estos visionarios arquitectos se caracterizan por el enérgico deseo de explorar lo inexplorado mediante una nueva tipología espacial que, en el caso del restaurante Georges, está definida por múltiples volúmenes informes. Una arquitectura dinámica protagonizada por una desleída división interior- exterior y por la mayúscula flexibilidad de las líneas divisorias entre espacios.
Jakob + MacFarlane proponen una arquitectura activa y orgánica como apreciamos en los apartamentos sociales Hérold que diseñaron en Nanterre. Se trata de una arquitectura comunicativa y sostenible orquestada por la armónica vinculación entre hábitat natural y humano. En Hérold los edificios están diseñados en respuesta al contexto urbano y natural y a sus necesidades, integrándose en el paisaje a través de sus formas serpenteantes.
Una arquitectura reflexiva, sensible al entorno y que responde a él como sucede en Lyon con el Cube Orange y el Showroom RBC. Una iniciativa de recuperación de la zona portuaria de Lyon, aunando arquitectura con un programa cultural y comercial. Un enorme cubo naranja erigido en hormigón y metal que redefine los muelles convirtiéndolos en un territorio de experimentación que articule el río con las colinas de alrededor.
Igualmente integrado en el contexto espacial se encuentra el pabellón tubular Turbulences en el FRAC de Orléans. Un proyecto que emana del propio espacio como una prolongación de las líneas primarias escondidas en los edificios primitivos, para rezumar de la tierra gestándose y torneándose a sí mismo. Es un núcleo extravertido, centro geométrico espacial y espacio de recepción y canalización de los visitantes. Un proyecto reflexivo y sostenible que busca beneficiar al patrimonio humano y espacial en el que se ubica.
Como vemos todos estos edificios de volúmenes insólitos y apariencia geométrica encarnan proyectos concebidos para todo el espacio en su conjunto, siendo la pauta que dirige la intervención y condiciona el resultado final.
En arquitectura se están realizando cosas insólitas.Lo que hoy me presentan de occidente, en explorar lo inexplorado y siguiendo el contorno urbano y natural ,me parece magnífico
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