En el año 2004, Scarlett Johansson y Colin Firth nos ayudaron a conocer un poco más a La joven de la perla, cuadro archifamoso del artista Vermeer del siglo XVII. Genio y musa se unieron en un momento y en un espacio determinados como protagonistas que todos conocemos actualmente.
Pero no es el único caso en el que el cine y la pintura se han dado la mano para recrear escenas y vidas enteras de artistas que a veces cuentan con más imaginación del guionista que aporta datos que quizás al mismo autor le hubiera gustado vivir. Es la magia del cine, que puede hacerlo y deshacerlo todo, convirtiendo los mejores momentos de una vida en verdaderas y sublimes escenas que captura el objetivo de la cámara y nos intenta acercarnos el pasado de la historia del arte.
Desde Caravaggio, que cuenta con tres películas ya, hasta el más reciente Turner representado en el cine (Mr Turner, Mike Leigh, 2014) , todo son intentos por tratar de imaginar cómo eran las vidas de estos autores y sobre todo, cómo hicieron su legado artístico. Pero, ¿cuánto hay de cierto y de invención en esta clase de películas? ¿Hasta dónde puede un hombre del siglo XXI acercarse y comprender a un genio de varios siglos anteriores y saber mostrarnos sus dones? Es difícil contestar a esta pregunta como espectadores y como profesionales audiovisuales así que lo mejor es creerse la historia que nos cuenta el cine aceptando que tiene truco. Yo no lo veo un mal trato.
Precisamente, una de las películas que más me gustó y que creo que supo retratar la experiencia humana y artística de un genio fue Renoir, dirigida por Gilles Bourdos, en el año 2012. Padre e hijo Renoir se miden las fuerzas en un escenario que representa una naturaleza espléndida, acompañados por una musa pelirroja en común que se mueve entre dos mundos, el de la pintura y el del futuro cine que han dejado marca hasta la mismísima actualidad.
Si nos centramos en el caso español, el cine ha destacado en varias ocasiones la vida de nuestro poeta García Lorca y quizás la más conocida sea Buñuel y la mesa del rey Salomón (Carlos Saura, 2001), interpretado por Adrià Collado, quien está acompañado por un Dalí interpretado a la peculiar manera de Ernesto Alterio.
Picasso, nuestro malagueño favorito de la historia del arte, ha sido presentado en La banda Picasso, con la dirección de Fernando Colomo en 2012 y rodeado de los más disparatados amigos que le hacen correr varias aventuras, unas verídicas y otras fílmicas. Y quizás tengamos la oportunidad de volverle a ver en el cine gracias a Antonio Banderas, que comparte lugar de nacimiento con el artista y que junto con Gwyneth Paltrow, Elías Querejeta, Carlos Saura y Louis-Charles Sirjacq está metido en el proyecto Guernica, 33 días, que puede salir a la luz el próximo año.
Y, ¿qué pasa con las artistas? ¿Han llegado al cine? Sí, lo han hecho también y la primera que nos puede venir a la cabeza es la figura de Frida Kahlo, exactamente la Frida que Julie Taymor representó en 2002, encarnada por Salma Hayek, con un parecido más que conseguido y razonable.
Otro ejemplos es Artemisia (Agnes Merlet, 1997) dedicada a un jovencísima artista que trasgredió las reglas no escritas sobre arte en el siglo XVII, cuando las mujeres no podían alzar la voz ni entrar a estudiar en la Academia por no ser hombre (ni artista).
Muy interesante este comentario sobre el cine y los artistas plásticos o visuales que representan por este medio , he visto algunas y me son muy atractivas y de interés
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