Gracias a Revista Godot, hemos disfrutado de Don Quijote, del Ballet Imperial Ruso en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid, todo un espectáculo de folclore español con más de dos horas de duración que divierte, entretiene y adula a un público que no puede parar de aplaudir entre tanto arte encima del escenario. Pero Don Quijote es sólo el pomposo nombre que da excusa a todo un elenco de bailarines que ordenadamente se van presentando con el movimiento y nos van cautivando recorriendo todo el decorado trabajado con distintos paneles de fondo.
Este Don Quijote no es la historia de un caballero y su escudero Sancho en batallas inventadas ni en andanzas pintorescas para salvar a damas en apuros. Este Ballet Ruso Imperial, creado en 1869 por el coreógrafo francés M. Petipa y el profesor del Conservatorio de Moscú L. Minkus, nos trae la historia de Kitri y Basilio, dos enamorados más en un mundo barcelonés en el que tienen que luchar en contra de todos los obstáculos que les impiden estar juntos y con un Quijote y su gracioso acompañante Sancho que son parte de un elenco que no destaca por presencia aunque sí como hilo conductor de cada uno de los paisajes que se pisan.
La leyenda cultural española está más que presente en una obra en la que los colores y los tópicos de la Península juegan un papel primordial, que llaman la atención por su vistosidad y los movimientos imposibles con los que el público más disfruta y se queda embelesado. Toreros vigorosos, gitanas altaneras, costumbres cotidianas se van asomando a esta pequeña historia que se va agigantando con cada nuevo personaje que pisa el escenario. Precisamente, un escenario contenedor de parejas protagonistas claves pero también de un colosal apoyo secundario que les baila, aplaude y lleva el ritmo para conformar una representación única y disfrutar sin intentar perderse ninguno de los cuidados detalles de abanicos, capas y demás utilería que le dan un carácter tan festivo, como buena celebración española.
Una estética, una música y una puesta en escena que deslumbran por todos los cambios que producen en cada secuencia pero también por la naturalidad con la que la historia parece acoger a todos los colores que llenan los distintos decorados. Entre ellos, Don Quijote se pasea agitado por contemplar todo lo que sucede, con un Sancho Panza curioso a la par que cómico. Estos dos hombres son identificados como tal por la diferencia que ha sabido marcarles el vestuario y por la apariencia de espectadores que llevan en cada acto de la obra.
Don Quijote se representa en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid los martes y viernes a las 20.00 h, los sábados a las 17.00 h y a las 20.30 h y los domingos a las 18.00 h. Más información:
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Me encanto España bailando, y el duo histórico de Don Quijote y Sancho, hagan de bastoneros.
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