No es ningún secreto que el escenario sobre el que se representa el teatro de la vida contemporánea se encuentra en la metrópolis. El contexto urbano ha sido cuestionado y reflexionado tanto a nivel formal como simbólico desde el Renacimiento, y tras las revoluciones políticas, tecnológicas y económicas del siglo XIX se ha configurado en lo que hoy conocemos como la ciudad moderna. Centros de poder político, cultural y financiero, las grandes ciudades son también el campo de batalla de todo tipo de reivindicaciones sociales. La multidisciplinar y libre obra de Carlos Garaicoa (La Habana, 1967), artista cubano que reside en Madrid desde hace casi una década, se sumerge de lleno en el problema de lo urbano, de la ciudad como centro de representación de una sociedad, de sus aspiraciones y de sus demandas.
Garaicoa propone, a través de esta muestra en Madrid y una más en Santander, rebelarse ante la tiranía de una ciudad configurada desde y para el poder y apropiarse de todos sus elementos y lenguajes para lograr un cambio, al menos, de conciencia. El “cubañol”, como él mismo se define, ha reconocido la inviabilidad de un arte activista, capaz de generar un cambio social por sí mismo. La cuestión resulta obvia si tenemos en cuenta la paradoja de una producción volcada en subvertir el espacio de la urbe que, sin embargo, se encierra entre los sacrosantos muros de la galería y del centro de arte para deleite de un reducido público. En cualquier caso, obras como la serie de Cerámicas porno-indignadas (2012-2014) –impresiones digitales de las entrañables cerámicas de botica, que aún pueden encontrarse por barrios céntricos de Madrid, repintadas con ácidas críticas sociopolíticas- serían más efectivas en cuanto a la recepción de su mensaje si se insertaran realmente en el contexto del que proceden. Claro que, entonces, nos enfrentaríamos a otro espinoso problema: fuera del acotado circuito artístico, ¿estaríamos ante arte o simple vandalismo?
Cerámicas porno-indignadas (Política bucal), 2012-2014. Díptico. Ilfordjet montada y laminada en aluminio.
Por otro lado, encontramos en Orden inconcluso planteamientos que, a través del urbanismo y la arquitectura, resquebrajan el modo en el que concebimos la sociedad postcapitalista en la que vivimos. En diálogo con las utopías del pasado, Garaicoa es capaz de pensar proyectos sociales como un Edificio Público como Ágora Griega (2002), bloque de viviendas de muros transparentes que redefinen lo que entendemos por privacidad y vida doméstica, a la vez que concibe todo un campus universitario o Babel del conocimiento (2002-2004) que, aunque se presenta como una bella y eficiente máquina de aprendizaje y saber, bien podría ser una pesadilla distópica al modo de 1984 o Un mundo feliz.
Edificio público como ágora griega, 2002. Instalación. Maqueta en madera, cartulina, plexiglás y otros materiales.
Campus o la Babel del conocimiento, 2002-2004. Instalación. Dos maquetas de madera de balsa, acrílico, cartulina y barro.
Dado que la exposición cuenta con obra muy reciente, las contradicciones y consecuencias de la actual crisis económica sobrevuelan por todas las salas. En este sentido es interesante destacar un pasillo oscuro a modo de sala de revelado fotográfico en el que se disponen una serie de dípticos que, utilizando como metáfora la radiografía, el esqueleto y la materia desnuda, dejan al descubierto edificios e infraestructuras a medio construir o abandonados: el fracaso del proyecto de la urbe contemporánea.
No sería la primera –ni la última vez- que se discute la pertinencia del arte como arma social o, por el contrario, la necesidad de una torre de márfil en la que investigar sobre la forma y lo procesual, ajenos a otro mundo que no sea el específicamente artístico. Dice la sabiduría popular que los extremos nunca fueron buenos, y Carlos Garaicoa parece moverse entre ambos, buscando un equilibrio entre expresión artística y una sociedad más justa. Si su grito de rebeldía es escuchado o no, es una cuestión que escapa de las manos del artista.
Carlos Garaicoa. Orden inconcluso: 23 de noviembre, 2014 – 8 de marzo, 2015