No nos engañemos: los museos son aburridos. Se han convertido en templos sagrados con estrictas restricciones sobre hablar, acercarse a las obras, fotografiarlas… parece ser delito incluso mirarlas ¡no vaya a ser que se gasten! Esta sacralización del espacio museístico hace que sea identificado, en muchas ocasiones, como obsoleto, estático y soporífero, generando una reacción alérgica a visitarlo. Afortunadamente empiezan a proliferar obras y exposiciones más desenfadas, que rompen los moldes, sorprendiendo gratamente al darle un giro al arte y evitar que se anquilose.
¡Qué nadie se escandalice! Sí, son muñecos Playmobil. El artista francés Pierre-Adrien Sollier rinde en sus obras este peculiar homenaje contemporáneo a los artistas que le han inspirado. Lejos de tratarse de una burla artística, Sollier representa el tiempo presente de una forma irónica e inusual.
En esta misma línea de arte desenfadado se inscriben las obras de Nathan Sawaya. En ellas no sólo juega con las formas y los colores, sino también con los materiales, pues sus esculturas están formadas por millones de coloridas piezas de LEGO. The art of the Brick itinera desde hace años por diferentes espacios expositivos del mundo, mostrando a miles de visitantes las infinitas posibilidades creativas de estas pequeñas piezas.
Las esculturas, únicas en su especie, no sólo recrean obras de arte existentes, sino que superan este carácter reinterpretativo para crear obras en sí mismas. Un juego creativo en el que las piezas de construcción se liberan de su habitual función lúdica para conformar impresionantes esculturas cargadas de tensión y emoción.
“Estas obras son muy personales, porque reflejan mi maduración como artista. La exposición es accesible porque habla al niño que todos llevamos dentro y, simultáneamente, reflexiona sobre conceptos complejos y sofisticados… pero mi meta en principio, cuando comenzó la exposición en 2007, era sólo elevar este juguete a una categoría superior” cuenta el artista
Con estas obras, Solier y Sawaya muestran la imparable renovación y libertad de la creación artística, explorando los caminos hacia la desacralización del arte. Unas obras que remiten hacia la más cotidiana y terrenal actualidad, desafiando las exquisitas y divinizadas normas de creación tradicionales. Ambos juegan con el concepto del arte, atreviéndose a crearlo a partir de elementos innobles surgidos de la producción masiva y comercial.
No estoy plenamente de acuerdo con lo de «los museos son aburridos» (unos sí y otros no, aunque creo que ninguno se hizo para ser un parque de atracciones), pero me ha encantado el artículo, y también que existan este tipo de exposiciones que, desde luego, son fantásticas. Gracias.
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Lo que creo, es que los conceptos aquì vertidos sobre los museos es en sì la opiniòn que tengo sobre el comentario. Si algùn museo fuera algo de èso deberà reveer el guiòn museografico. Solo eso! Cada vez hay mas museos interactivos y agradables.
Por otro lado, bien por lo creativo de los Pray/lego (nunca me gustaron ninguno de los dos) es divertido para; a quien lo divierta pero nada tiene que ver con . . . «Les Ménines, Pierre-Adrien Sollier» y el resto de obras mencionadas. Tampoco lo entiendo como un homenaje. Espero me disculpen! Un saludo!
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