Confesamos que llevamos un tiempo con los ojos y el corazón puestos en Jota Linares. Llevamos siguiendo su trabajo con cortometrajes como Ratas, Dead Celebrities, 3,2 (lo que hacen las novias), (por no hablar de las ganas que tenemos de ver Rubita). Pero nos ha acabado de enamorar con la obra que actualmente se representa en Nave 73 (Madrid) y que lleva por título ¿A quién te llevarías a una isla desierta?
El viernes pasado acudimos a ver esta obra y estuvimos en el encuentro con el público posterior que ofrecieron los cuatros actores y el director de esta isla tan peculiar por la que todos hemos pasado (o pasaréis alguna vez) como si la vida fuera ese barco que nos dirige inevitablemente hacia allí. En esa media hora de charla aprendimos que Jota escribió el texto de esta obra de teatro con su mejor amigo, Paco Anaya (al que conoció estudiando su segunda carrera, Comunicación Audiovisual). Y además nos contaron todo esto que hoy os traemos para animaros a conocer un poco más a este joven artista y todo el arte que poco a poco nos va mostrando.
Una fiesta, unos amigos y una historia que casi sin querer empezaba a formarse en su mente: “Yo ya había estudiado otra carrera y sabía a lo que venía y con la idea de no saber qué hacer en la vida real. Y ahí fue cuando Paco y yo, por pura diversión, empezamos a escribir porque empezamos a pensar qué pasó antes de la fiesta y qué pasó después. Y en lo que era una historia de amor, intentamos meter otros temas como el miedo al futuro y el miedo a que nos habían enseñado a ganar pero nunca a perder”. Y así es cómo se formó la primera versión de teatro de ¿A quién te llevarías a una isla desierta?
La historia de esta isla fue adaptada a guión de cine pero las subvenciones nunca llegaron a ser reales aunque supo encontrar su lugar. “Cuando llegamos a Madrid en 2012, Garaje Lumière nos ofreció llevarla al teatro. La estrenamos para estar un mes y estuvimos año y medio”. En esa primera versión, ya estaban las actrices María Hervás y Maggie Civantos. “Maggie y yo nos pusimos en contacto (habíamos trabajado juntos pero no éramos amigos; nos hicimos muy amigos en la Isla). Yo hice un acto de fe con ella y le ofrecí el papel de Celeste”. Y así lo recibió Maggie: “hice el casting para el personaje de Marta y cuando me ofreció el papel de Celeste fue muy raro porque no era un perfil que yo estaba acostumbrada a hacer. Sin embargo descubrí que me sentía muy a gusto haciéndolo. Y le propuse a María Hervás y empezamos las dos”.
Juan Caballero y Pablo Cabrera fueron los dos personajes masculinos que han sido renovados por Juan Blanco que recibió así la invitación: “a mí Jota me pasó el texto, me lo leí, me gustó y para adelante”, y Abel Zamora, que con humor, nos aseguraba lo siguiente: “a mí me preguntó si actuaría en una función no dirigida por mí antes de proponérmelo”.
La última integrante que se puede ver en la sala es Beatriz Arjona, actriz que había visto en la película Casting y “fue un poco un poco por impulso”.
Con la primera toma de contacto de la Isla las reacciones no tardaron en llegar: “todo el mundo la veía como una historia de gente con miedo a decidir, a escribir o referida a las dudas que tienes a una cierta edad o qué pasa cuando tienes que tomar una decisión importante y no te atreves. Y darse cuenta de las consecuencias de esas decisiones”.
En escena cuatro actores que nos invitan a la intimidad de su hogar, de la casa en la que han vivido los últimos ocho años y de la que creen que han decidido irse. Cuatro jóvenes con profesiones muy diferentes se juntan para ofrecernos una historia conjunta que remueve por dentro y que se va enredando a la piel con experiencias que podemos identificar con las de nuestras propias vidas.
Una escenografía sencilla, que nos ayuda a recorrer con un equilibrio perfecto las estancias en las que viven y su punto de desconexión; la azotea. Todo queda milimetrado para dar sentido a cada trocito de historia que se representa con una seguridad infalible por parte de estos actores que pisan con fuerza en ese suelo caluroso pero también a nivel artístico. El que más destaca por las tablas que tiene, tanto actuando como dirigiendo sus personajes, es Abel Zamora, que hablaba con mucho orgullo de participar en esta Isla: “hacía mucho tiempo que sólo trabajaba en los espectáculos que yo dirigía y ponerte en las manos de alguien con la pizarra totalmente en blanco es creer mucho en él y sobre todo no cuestionar absolutamente nada y confiar plenamente. Se aprende mucho de él como director y de ti como director sometido a una dirección ajena”. Las palabras cómplices que le dedica Jota nos hacen pensar lo bien que se han entendido sobre el escenario: “él me avisó desde el primer momento; yo aquí me quito el disfraz de director. Y ha aportado cosas como las que aportan todo el equipo (artístico y técnico). Yo sé que hay cosas que él hubiera hecho diferente porque me lo ha dicho, pero en ningún momento he notado al Abel director sino al Abel actor”.
¿A quién te llevarías a una isla desierta? es la pregunta que hace saltar por los aires las vidas de Celeste, Eze, Marcos y Marta y que les da la vuelta completamente a nivel personal cuando los secretos que cada uno esconde salen a la luz. Lo que parecía en un primer momento una simple fiesta de cumpleaños o una despedida de piso sencilla, detiene el tiempo de estos jóvenes que saben que necesitan tomar sus propias decisiones.
No perdemos la pista a ninguno pues nos va a encantar volver a verlos en otra isla, en otra pantalla grande o en otra sala con dos palabras que siempre llenan el corazón: entradas agotadas. “Creo que falta mucho en la profesión ir a buscar talentos. Yo admiro mucho a todos los representantes que van a todas las funciones a buscar talentos. Y yo como director es lo que quiero hacer”, concluye.
Bravo por la valentía que demuestra Jota Linares y por los que saben acompañarle para hacer obras de arte como las suyas.
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