El arte del cinematógrafo ha sido considerado por muchos como el arte total, ya que como bien dijo el teórico Ricciotto Canudo el cine es el arte que aúna el espacio y el tiempo. Es por esto, por lo que no resulta extraño que una manifestación artística tan compleja y completa haya servido como fuente de inspiración a numerosos artistas que deben su producción a las creaciones fílmicas de ayer y de hoy.
No obstante, el modo en que dichos artistas toman al cine como musa inspiradora es bien distinto. Algunos, como el autor americano Justin Reed escogen la representación, en ocasiones casi caricaturesca, de los personajes más míticos del cine Hollywoodense. De este modo reproduce escenas a base de trazos potentes y un fuerte contraste de luces y sombras que en ciertas ocasiones puede recordarnos al expresionismo alemán, y que sobre todo emula los grafismos de los años 80 y la estética del cómic americano. Sus personajes, femmes fatales, villanos y héroes nos sumergen en el maravilloso mundo del celuloide y nos muestran por medio de panorámicas una revisión de aquellos clásicos del cine que han atrapado (y lo siguen haciendo) a millones de espectadores en todo el mundo.
Siguiendo esta línea de trabajo, nos encontramos con el italiano Massimo Carnevale, quien nos acerca a diversas series y películas mediante la fiel reproducción de aquellas escenas inolvidables y que todos recordamos, con una pulida técnica al óleo.
Otros artistas como Carles Ganya, prefieren el blanco y negro para ilustrar los grandes clásicos de siempre. Este artista catalán elige las escenas más insignes para retratar toda una película en sus dibujos y llevarnos a redescubrir la joya del séptimo arte. Son muchos los personajes que han pasado por la mano de este fabuloso artista que logra recrear a base de grafito y un soporte de madera, esos momentos del cine que todos guardamos en nuestra memoria.
Sin embargo, a veces la inspiración no es tan tangible y sólo podemos captarla a través de la observación. Ese es el caso de la artista Gina Higgins, cuyos cuadros pueden recordarnos a los encuadres del cine clásico americano y el cine negro de los años 40. Cuadros protagonizados mayormente por mujeres de una belleza y sensualidad inusitada y que nos transportan a otra época, como ocurre con su serie “American Noir”.
Pero no todo son homenajes, otras veces, los artistas emplean el cine para realizar una crítica de nuestra sociedad tal y como la conocemos. Y uno de los recursos más manidos, recurrentes y revisados es el caso de las princesas y demás personajes Disney, algo que empezó siendo original y un medio de comunicación muy potente y efectivo, pero que ha terminado por resultar aburrido y carente de mensaje e interés. Aunque existen numerosos ejemplos destacaremos la obra del street artist Herr Nilsson que llenó las calles de Suecia de princesas Disney que habían perdido su ingenuidad y se mostraban ante los viandantes como mujeres perversas a punto de atacarles, una obra cargada de un humor ácido que ha logrado revestir una temática tratada hasta la saciedad en algo divertido e inteligente.
Otra artista que ha sabido revisar los clásicos de Disney de manera audaz ha sido la fotógrafa Dina Goldstein, quien por medio de sus fotografías pretende destruir ese mundo de ensueño creado en la filmografía Disney para presentarnos lo que es la vida real, una producción cargada de polémica y controversia pero que genera un mensaje directo que nos invita a reflexionar sobre el mundo que nos rodea y el rol que desempeñamos en él.
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