¿Has pensado alguna vez que ocurriría si la electricidad desapareciese? Luces, cámara, ¡acción! Y es que de luces y cámaras va la cosa. La guionista y directora Mara Gutiérrez se encuentra al frente del cortometraje Luciérnagas, grabado en Super8, en el que cuatro personajes nos cuentan y muestran cómo conviven y sobreviven en una casa aislada, situada en mitad del campo, después de haber desaparecido la energía eléctrica por completo.
Bajo el techo de una agradable cafetería en el barrio de Malasaña (Madrid), esta colaboradora de Duas ha tenido la fantástica oportunidad de entrevistar a la propia directora Mara Gutiérrez y a su compañero de trabajo, el director de fotografía Fernando Melero, con el fin de daros a conocer el interesante proyecto que están llevando a cabo.
¿Qué es Luciérnagas?
Mara – Comenzó siendo la idea para un largometraje, pero lo reescribí para convertirlo en un cortometraje y así poder rodarlo y darle más movimiento. La historia es un falso documental que ha ido evolucionando desde hace dos años, cuando escribí el primer guión.
¿Cómo surgió la idea?
M – Fue un ejercicio para la clase de guión, consistía en escribir un falso documental, entonces era el año 2012 y vi un documental acerca de los mayas dónde se mencionaban sus profecías sobre el fin del mundo. Esto me sirvió de inspiración para pensar en lo que pasaría si se agotase la energía eléctrica. Los profesores me motivaron a convertirlo en un largo, así que seguí trabajando y desarrollándolo hasta convertirlo en un cortometraje.
¿Cuál es el mensaje de esta historia?
M – Mostrar cómo necesitamos de los demás, la unión dentro de una comunidad y que no es tan negativo que reviente todo. El mundo necesita un cambio y tienen que cambiar las cosas.
¿Cuál es vuestro público objetivo?
Fernando – Nos dirigimos a un público muy amplio. Ahora todo el mundo se une para conseguir cosas, si el ser humano lo hace puede sobrevivir a la hostilidad. Esta historia es un reflejo de esperanza sobre esa unión de las personas para poder conseguir algo, al igual que un reflejo de la sociedad, desde un adolescente hasta alguien de la tercera edad.
¿Cómo es vuestro equipo de trabajo?
F – Todos somos gente que en algún momento de nuestra carrera nos hemos encontrado trabajando en otro proyecto, ya sea un largo, un videoclip… Básicamente se ha formado por el boca a boca, el típico pañuelo. Algunos trabajan, otros estudian, y otros incluso están parados, se podría decir que este cortometraje es un homenaje al INEM. Los actores en cambio han sido seleccionados a través de un casting que pudimos realizar gracias a la cesión del espacio de la Sala Tarambana.
¿Con qué financiación y apoyo contáis?
F – La Productora Men in Beard ha puesto la mitad del capital. También hemos conseguido apoyo económico a través del crowdfunding en Verkami. Además de esto, nos están ayudando pymes, locales, ONG, grandes empresas, productoras, teatros, cines, etc. Hemos de agradecer el importante trabajo que está haciendo el departamento de producción, aunque todos los miembros del equipo colaboran para conseguir nuevos inversores. Es financiación a puerta fría y hay que tener muchas cualidades para hacer ese trabajo, porque no es nada fácil.
M – Es un camino difícil sacar un proyecto adelante sin un apoyo detrás y con personas que trabajan gratis. Este es un proyecto complejo a nivel de cámara y guión, no vamos a grabar en digital sino en película, lo que requiere mucho esfuerzo y ganas para poder ir a rodaje.
F – Se convierte en un proyecto colectivo; si todas las patas funcionan, todo funciona. Nadie está por encima de nadie, cada grano de cada departamento enriquece el proyecto y forma parte del engranaje que te permite sacarlo todo adelante.
M – Queremos hacer partícipe a todo el mundo para que puedan sentir este proyecto como suyo. Queremos sentir nuestro proyecto.
¿Qué expectativas tenéis para este proyecto?
F – Es una expectativa personal, queremos que el espectador sienta lo que sienten los personajes, más que el hecho de que no haya electricidad. Pretendemos generar una empatía que sumerja al espectador dentro del personaje, para ello haremos que la propia cámara sea sus ojos. A día de hoy estamos acostumbrados a que todo lo que nos rodea funcione con energía, queremos transmitir que sentirías en una situación como esta.
¿Le veis oportunidades al cortometraje?
M – Queremos que alguien se la dé. Pretendemos llevarlo a festivales y moverlo por todos los medios que podamos, que funcione y poder hacer otro proyecto.
F – Las oportunidades dependerán del propio equipo que lo desarrolla. La intención principal es que la gente pueda ver algo que le va a gustar. No creo que un festival abra puertas, dependerá de si le gusta al público, no de los premios.
¿Cómo lo promocionáis?
F – Por ahora a través de redes sociales, la plataforma Verkami. Cuando el proyecto esté terminado habrá que hacer una distribución.
M – Primero lo moveremos por festivales y pasado un año lo abriremos a las redes.
F – Nos gustaría positivar la película y llevarlo a festivales de Super8 en su latita, en plan Almodóvar.
M – Yo no había tenido antes una Super8 y ha hecho que me despierte mucha curiosidad, nos hemos aficionado a ese cine. Ya no quiero trabajar más en digital (risas).
¿Dónde serán las localizaciones?
F – La principal localización será una casa en Guadalmur (Toledo). Los planos recurso probablemente los tiremos por zonas del País Vasco, Cantabria o Madrid.
¿Con qué tres palabras definiríais este cortometraje?
M, F – Experiencia, ilusión, esperanzas.
¿Algo a destacar?
F – El trabajo colectivo y que a día de hoy es menos complicado sacar un proyecto adelante si te rodeas de las personas adecuadas.
Desde Duas les mandamos todo nuestro apoyo y mejores deseos, guardando la esperanza de que este no sea un cortometraje desaprovechado. Y entonces nos vamos a negro.