Paseando por Room Art Fair, unos ojos inquietantes parecen desafiarnos desde el stand de la Galería 3K ART.
Lo cierto es que las obras del pintor Víctor Solana (Zaragoza, 1985) no pasan inadvertidas. El joven artista utiliza un lenguaje plástico en el que predomina la pintura y el dibujo, creando imágenes extrañas y oscuras que suponen una perversión de lo real. Durante los últimos años, Solana ha explorado plásticamente lo siniestro, a través de un recorrido por el filo visual entre el orden y el caos, la luz y la oscuridad.
Los personajes se mueven por espacios oscuros, agitando sus cuerpos de efigie desalmada en una agónica danza de gritos ahogados y expresiones funestas. Jugando con el límite entre lo bello y lo grotesco, estos seres surgen de una dimensión subterránea habitada por extrañas criaturas de figuras retorcidas. Contemplarlas despierta en nosotros una mezcla de sensaciones contradictorias, en las que se fusionan el rechazo ante lo absurdo o repugnante para los sentidos, y el interés intelectual y curioso que nos atrae hacia la rareza y excepcionalidad.
Figuras perversas, de cuerpos deformes e inquietantes nos desafían con una mirada amenazadora directa. Algunos, como este Hombre bicéfalo 1, portan un capirote. Un elemento cuya ascendencia vertical, es potenciada por la agresividad visual cromática, que nos remite a los asuntos oscuros y mórbidos de los Caprichos de Goya. Una apelación al pasado más lúgubre y espeluznante del ser humano también evocada con sus formaciones de autómatas desalmados que, por su frialdad y perversión, nos recuerdan a los robóticos ejecutores de la Alemania nazi.
Este recorrido de Solana por lo siniestro no sólo mira hacia atrás, sino que avanza en una búsqueda en el lado oscuro que ya ha mostrado en varias exposiciones individuales y colectivas. Un espectáculo grotesco de figuras hastías surgidas del subsuelo, que suponen una exploración metafórica de la cara extraña del arte y la condición humana.