Estrenada el día 12 de septiembre de 2014, Boyhood ha marcado un antes y un después en la manera de hacer cine. La película, dirigida por Richard Linklater y de género dramático, narra a través de doce años la vida del pequeño Mason (Ellar Coltrane), desde su más inocente infancia con seis años hasta los decisivos dieciocho en los que el personaje comienza una nueva etapa en la universidad, buscando una identidad propia. Treinta y nueve días de rodaje repartidos en doce años le han otorgado la fama de ser la primera película de “la era del yo”. ¿Cómo es posible? Improvisando y adaptando el guión sin parar de trabajar durante todo el proceso.
Lo principal a destacar como parte del equipo de trabajo es la constancia del elenco de actores. Trabajar con tan amplio elenco a lo largo de los años requiere una gran implicación y profesionalidad, a la vez que una esperanza ciega en que al final del proyecto se pueda seguir contando con ellos (contratos aparte). ¿Y si alguien no hubiera podido seguir a mitad de rodaje por problemas médicos?, ¿se habría suspendido el proyecto?, ¿se modificaría por completo el guión? Resulta muy arriesgado tomar este tipo de decisiones, y puede que por ello este sea el primer proyecto de esta índole en salir adelante.
Por otra parte, merece la pena destacar las innovaciones socioculturales que pueden apreciarse en la película. La banda sonora comienza con el tema Yellow de Coldplay, y va siendo adaptada con el paso de los años a las nuevas tendencias como puede ser Lady Gaga. Las modas y los peinados son también claros ejemplos del paso del tiempo, un trabajo que habrá tenido despiertos a dirección, producción, vestuario, caracterización y fotografía más de una noche. Destacan también los avances tecnológicos. ¿Acaso cuándo se escribió el guión predijeron la llegada del Smartphone y su éxito? Seguramente no.
Respecto a las localizaciones, partimos de la base de que localizar es una tarea que lleva mucho tiempo (puede que incluso meses). Una vez encontrados los lugares ideales, habrían de reservarse para los años siguientes. En este aspecto ocurre lo mismo que con los actores. ¿Y si las condiciones cambian y la casa de Mason ya no puede ser la misma? En rodajes más cortos (que no superen ni el año de rodaje) este factor se soluciona con un sencillo contrato, pero en un proyecto de tal larga duración, donde algunas localizaciones serán necesarias durante varios años (y no hablamos de una escenografía creada desde cero cómo en El Señor de los Anillos), de nuevo se convierte en un factor arriesgado.
Respecto a los medios técnicos, es lo más sencillo de adaptar. Aunque las cámaras o material de iluminación y sonido cambien, siempre se puede conseguir una calidad similar año tras año, sin que se note la evolución de estos equipos (bendita posproducción). Aunque no por ello deja de merecer nuestro respeto y admiración, ya que también es una tarea bastante complicada; conseguir que no se note ese paso de los años en la calidad del producto final. Otra opción es no cambiar de material técnico en todo el rodaje, pero con las maravillas que nos ofrece la tecnología hoy en día, considero que sería un error.
Un proyecto sujeto desde sus raíces al paso del tiempo supone un trabajo extraordinario por parte de sus creadores, que han sabido captar la esencia de la vida de esta nueva generación a la que algunos ya llaman milenial.