“Miguel Trillo, afluencias Costa Este, Costa Oeste” y “Retratos de Asakusa, Hiroh Kikai” son las dos exposiciones que podemos encontrar en Tabacalera, Promoción del arte.
La muestra se compone de dos exposiciones aparentemente diferentes que guardan muchos puntos en común. Y digo muchos porque no es solo la evidente coincidencia de trabajo en formato retrato o el encuadre generalizado lo que comparten estos dos fotógrafos, sino que lo que transmiten sus obras, de lo que hablan, lo que cuentan, nace de una misma fuente. La identidad. La conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás es una de las apreciaciones que todo espectador puede recoger al observar cada una de las imágenes contenidas en esta exposición.
Los periodos de tiempo desarrollados van desde los años 80 hasta nuestros días. Una amplia franja si pensamos únicamente en las fechas, pero diminuta si nos centramos en las propias fotografías. Los vestuarios cambian, los escenarios cambian, pero la reivindicación de ese conjunto de rasgos propios que nos caracterizan y diferencian frente a los demás, se mantiene en todos y cada uno de los personajes representados.
Madrid, Los Ángeles, Hong Kong, Casablanca, Nueva York… son algunos de los lugares que Miguel Trillo elige para retratar a esos jóvenes en busca de una identidad propia, fuera de los cánones establecidos por la sociedad, que aparecen tanto como personajes únicos, como en pareja o en grupos. Ciudades que se contraponen a la elegida por Hiroh Kikai, quien centra su trabajo en el retrato individual de personas de diversa índole y edad de la ciudad de Asakusa.
Ni el Blanco y negro, ni el color, camuflan la tristeza, o falta de alegría, de los personajes que componen la obra de los dos fotógrafos. Miradas seguras, penetrantes, trascendentes en algunos casos, que nos hablan de individuos y colectivos que han aceptado un rol. Un rol marcado por estilos, culturas o costumbres alejado de lo estéticamente aceptado por la población. Esto se hace llamativo con la composición elegida en la muestra, dónde las piezas son agrupadas por esas tendencias, permitiéndonos visualizar personajes de diferentes ciudades con análogas marcas de identidad.
Se trata de una muestra que invita a la autorreflexión de la búsqueda de la identidad y de la proyección de uno mismo en la sociedad. La aceptación del ser sin complejos y la reivindicación de un puesto en la comunidad sin marginalidad son los aspectos más reseñables de las dos exposiciones.
Marina P. Villarreal