Hoy en día son pocos los artistas jóvenes que tienen unas influencias concretas. El ritmo de vida establecido por la sociedad del siglo XXI hace que en cualquier esquina, en cualquier copa de vino, cena o comida entre amigos, en cualquier viaje de metro o autobús…uno pueda encontrar la inspiración, la chispa que encienda su bombilla y genere una idea fantástica. Sin embargo, pocos, muy pocos artistas emergentes tienen como influencia reconocida periodos de interés artístico como el renacimiento o el impresionismo. Períodos que, sin embargo, son el punto de influencia de la fotógrafa Maria Prados. Emociones, sentimientos, juegos de miradas, obras que interactúan con sus espectadores son el resultado directo de dicho influjo de ideas.
Entre sus obras encontramos dos caminos. Por un lado, podemos hablar de sus fotografías ilustradas, de las cuales es protagonista. En ellas los juegos de luces y sombras fotográficos dejan paso a la combinación de colores que dramatizan las escenas. Escenas que se han visto transformadas por la constante comparación que se les hacía con las obras de la ilustradora Paula Bonet o el ilustrador Conrad Roset. Escenas que se iniciaron como momentos de intimidad protagonizados por una mujer, con los que se buscaba plantear encrucijadas cómo ¿«hay sensualidad en todas las cosas que una mujer hace» o «estamos tan contaminados que vemos sensualidad/sexualidad en todo»?. Son todos ellos momentos de intimidad en los que el espectador se pone en la inquietante piel del voyeur y que encontramos como constante en su obra. Sus últimos trabajos de fotografía ilustrada mantienen la sensación de intrusión en un mundo ajeno para el que las mira, sin embargo, ya no son figuras enteras lo que vemos, sino autorretratos cargados de emociones. Sentimientos que nacieron de un viaje que la autora hizo a Dublin y que volcó en sus fotografías. Sentimientos y emociones reales que día a día le ayudaron a sacar lo que vivía, lo que ocurría en su interior y que han dado lugar a obras intimidatorias, atrayentes, en las que uno se estremece al sentirse observado y con las que, a la vez, simpatiza por verse reflejado.
Pero la obra de esta joven artista no queda ahí. El segundo camino a apreciar en su obra son las fotografías. La mayoría en blanco y negro, continúan reflejando las constantes emocionales de su obra. Los encuadres inesperados, la sensación de movimiento, de poca definición de las figuras, cargan las imágenes de vida. El apropiado uso del blanco y negro centra la mirada en el verdadero contenido, eliminando las puntuales distracciones del color que se podrían encontrar en el tipo de escenas que encontramos en esta sección. Escenas de conciertos, pases de moda, etc. que adquieren una mirada personal, meditada, elegante.
Quiero hacer sentir.
Tal vez inquietar.
Y que el espectador se pregunte qué es lo que le pasa al sujeto,
que empatice con él.
Tal vez mostrando mi yo más interior,
mis imágenes puedan llegar al interior de los demás.
https://www.facebook.com/mariapradosfotoilustracion
Marina P. Villarreal
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Os dejo mi último post en Duas.
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