Normalmente, los triángulos amorosos presentados en las películas tienen un lenguaje amoroso que juega con la sensualidad y la sexualidad a partes iguales. Pero éste no es el caso de Marsella porque esta película no tiene límites para el amor que dos madres y una hija puedan tenerse.
Marsella deslumbra desde su primer plano, con las luchadoras protagonistas María León y Goya Toledo y a través de una historia que nos hace preguntarnos de qué lado nos gustaría vivirla ya que se hace imposible elegir un bando desde el que tomar perspectiva y ése es el gran acierto de su directora, Belén Macías.
Pero Marsella no es una película hecha por una mujer para las mujeres. No lo es porque Eduard Fernández y Àlex Monner saben enquistarse desde un segundo plano en la historia de esta “niña de las dos madres” para mostrarnos sutilmente que ellos también tienen algo que decir y que ellos también son sufridores. Por otro lado, es cierto que se juega mucho con la infinita frase “como el amor de una madre, ninguno” pero la influencia entre las dos figuras, la materna y la paterna, está bien defendida y me atrevería a decir que equilibrada aunque en ocasiones la balanza se incline más por un lado en el que las madres están presentes físicamente y la figura de un único padre sea la dirección que indica la veleta, un ente que sólo se nombra y nunca alcanzamos a ver interactuar con ellas.
Lo que más llama la atención a lo largo de sus casi cien minutos de duración es que son personajes que nos podemos encontrar en cualquier vecindario, bar de carreta o pueblecito costero e incluso reconocernos en ellos e intentar comprenderlos por separado. Claire es la mínima esencia para iniciar este viaje con el que Sara (su madre biológica) y Virginia (su madre de acogida) nos enseñan a ser madres a todos.
Por qué ir a verla; porque la película parece preguntarnos constantemente “y tú, ¿qué harías?” desde el principio y esta participación por parte del espectador es muy agradecida.
No me olvido de que en el título con el que he decidido hablar de Marsella he querido incluir a una tercera familia de la que no he hablado. Si queréis descubrirla, no os la perdáis. Yo también quería haceros participes y convertiros de lectores a espectadores.