(DES)DE LOS ESCOMBROS

Las niñas como tú no muerden. Ese es el problema.

Nave 73 acoge en su escenario (Des)de los escombros, obra de teatro escrita y dirigida por María Prado, que trabaja un texto anudado a una situación real que todos podemos reconocer a través del cuento de la lechera, extrayendo toda su problemática traslada a la actualidad más cotidiana.

Soy joven. Ya no tan joven.

(Des)de los escombros recibió la Matrícula de Honor en la I edición del Máster de Creación Teatral de la Universidad Carlos III de Madrid, dirigido por Juan Mayorga. Se presenta con tres actrices fuertes en escena, Aranza Coello, Irene Maquieira y Luna Paredes, rodeadas de unas cuerdas blancas que componen un recorrido visual tan atrayente como opresivo. Las tres cambian continuamente los papeles, representando unos personajes que cambian de edad, de contexto y de situación pero con un hilo conductor constante como juegos de infancia y cuentos.

Intento imaginarme a mí misma dentro de cuatro o cinco años. La imagen es borrosa, múltiple, confusa.

Cuartoymitad Teatro produce esta obra que exige un esfuerzo físico intenso para las actrices, jugando con elementos femeninos como la leche (materna), la situación laboral de las mujeres o la presión a la que estamos sometidas para alcanzar lo que queremos y para lo que nos hemos preparado. La juventud es el reflejo social para hablar de una situación difícil, extrayendo los problemas, anunciándolos con la voz muy alta y refugiándose en la propia fuerza interna que se pueda tener para superarlos y seguir jugando o seguir razonando.

Obsesionada con progresar… ¿hacia dónde? Porque las cosas deberían ir a mejor, ¿no? Eso me enseñaron.

Tres generaciones, abuelas, madres e hijas luchando por los mismos valores en distintas épocas, trabajando y asumiendo su papel, rompiendo moldes y gritando, quejándose. Coello, Maquieira y Paredes saben renacer con cada identidad que cogen y rebaten exteriormente, trabajando a distintas voces y repartiéndose el cuerpo por todo el escenario sin dar pasos en falso.

Me duele el cántaro de leche de la niña del cuento que se rompió.

(Des)de los escombros tiene una mínima escenografía; cántaros, cuerdas y escombros son los únicos elementos que recrean con inteligencia todas las situaciones que nos quiere mostrar esta obra. Todo se construye a partir de mínimos elementos y alcanzado máximas propuestas creativas que alcanzan al público presente, obligándole a localizar sus circunstancias e invitándole a recapacitar y a actuar sobre ellas.

Soy joven. Ya no tan joven (mi abuela, mi madre a mi edad ya habían… ya tenían…). Aún considerada joven hoy.

Intento imaginarme a mí misma dentro de cuatro o cinco años. La imagen es borrosa, múltiple, confusa. Hablo con mis amigos (aún) jóvenes con palabras en bucle.

Obsesionada con progresar… ¿Hacía dónde? Porque las cosas deberían ir a mejor, ¿no? Eso me enseñaron. Que cuando acabas de estudiar una cosa, puedes estudiar otra (nosotros, ‘los privilegiados’, cantábamos en el colegio: Tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada…) y, después, ir ‘ascendiendo’ hasta trabajar en lo tuyo y ganarte la vida. ¿Tener hijos? Vacaciones. Y cuando seas mayor, tu pensión. Cuidar, para que te cuiden. Trabajar, para descansar.

Me duele el cántaro de leche de la niña del cuento que se rompió. Miro los pedazos rotos de mi cántaro… Puede que sea momento de reconstruir uno nuevo, aunque intuya que caerá otra vez.