Es una noche común en el Teatro Nueve Norte. Para el público es una tarde de domingo, pero para Ali es una noche más trabajando de camarera, con olor a wasabi en el pelo y con 10 minutos de descanso que aprovecha para intentar desconectar de todo lo que tiene encima. Garbage es la propuesta escénica en la que solo dos actores en escena convocan a sus fantasmas pasados y presentes y nos hacen vivir una hora de intenso vínculo emocional y sinceridad.
Entre las 23 y las 23:10h, el centro de atención recae sobre un pequeño refugio exterior en el que dos desconocidos coinciden por casualidad. Aunque solo son 10 minutos los que comienzan a coincidir cada día, resulta ser tiempo suficiente para que estas dos almas perdidas se encuentren y pongan sus vidas en común. Él, un chico solitario en búsqueda de arrancarse la culpa de la piel. Ella, alguien cansada de estar en pausa y de no saber cómo seguir adelante entre tanta cotidianeidad que le asfixia. Ambos, en conexión nocturna, descubren el lugar ideal que todos necesitamos para sacar la basura.
La acción ocurre en la parte trasera de un restaurante oriental. A modo de cita, el callejón oscuro del WabiSabi es testigo de los cortos encuentros de estos dos protagonistas que enganchan desde el primer minuto. El misterio de irse conociendo, entre alguna charla filosófica y trascendental junto a detalles personales, llega al público en forma de montaña rusa de escenas que cambian a cada nuevo día en él y en ella. Desde emociones saltarinas con luces de neón hasta ganas de usar la salida de emergencia (como en cualquier cita primeriza, a quién no le ha pasado alguna vez), todo un escenario de posibilidades llama la atención.
Paula Guida, dramaturga de la pieza, y David Tortosa se siguen el pulso arrastrados por sus personajes. Ambos comparten el rumbo de una historia contagiando al público de su energía y de las cicatrices que cargan de Ali y Álex, cada uno a su tiempo, al igual que sus heridas. Pronto, y gracias a un trabajo destacado en la dirección de Eva Egido y a la excelente y notoria unión consolidada en escena entre actores, descubriremos más lastres resucitando, tales como el susto que te da la vida cuando todo marcha bien o la falta de una bandera blanca ondeando por un tiempo para tomar aire y respirar para afrontar lo siguiente. Porque lo siguiente es un desenlace explosivo que hace las delicias de la función, en un callejón final que pone a prueba las vivencias anteriores.
Su banda sonora rememora los años 80 y se funde con una visión ecléctica de temas sobre música, cine y series pasadas. Porque este viaje de dos también va hacia el recuerdo y hacia otros momentos en el que ambos evocan momentos felices, acompañados de otras labores que les ayudan a crecer como la música original de Jorge Ahijado, elvestuario de Lluís Ruíz, la escenografía de El Almacén del Atrezzo, eldiseño de cartel de Dgonail y eltécnico en sala Juan Medinilla. Todo el equipo dándole al play. ¡Qué maravilla!
Ali trabaja de camarera en el Wabisabi. Todos los días a las 23:00 se toma sus 10 minutos de descanso. Una noche conoce a Álex, un misterioso hombre que pasea para liberar sus fantasmas. Lo que comienza como un encuentro inesperado se convierte en una vía de escape para los dos, un lugar dónde refugiarse, donde sacar su basura. Sin saber que el destino estaba escrito para ellos.