MADRID 24H, ¿cuál es el plan?

Si el nuevo curso comienza su andadura para la mayoría en el mes de septiembre, el Teatro Lara ha cogido la delantera este año y en agosto se lanzaba con el estreno de Madrid 24h, para ofrecer una opción cultural a la altura de la urgencia con la que siempre nos pide vivir la capital. Desde el día 7 del pasado mes, la Sala Lola Membrives se hace eco de una historia madrileña a pequeña escala que podremos disfrutar hasta el 26 de septiembre.

Con personajes que toman la iniciativa de ser portavoces y altavoces de muchas vivencias de Madrid, por su ritmo frenético durante el día así como por su irreal calma en la noche, este musical abre apetito para examinar de cerca cuatro caminos entrelazados entre la cotidianeidad y el deseo de cambiar. El peregrinaje puesto en marcha ocupa trabajo, amor, sueños perdidos e independencia. Así que os advertimos cuidado ya que, en varias ocasiones, este cuarteto parece haberse colado en nuestras cabezas y decir más de lo que nos atrevemos a decir nosotras sobre nuestras vidas.

El texto y la música original de Pau Barbarà Mir (con la adaptación de Xènia Reguant) tienen un equilibrio impecable que hace que cada escena sea una celebración de película, llena de altibajos laborales y personales con los que no parar de disfrutar en hora y poco de duración. Si todo es perfecto sobre el papel, en esta ocasión vemos deslumbrar con música, baile y narrativa un paisaje creado como escondite en el que refugiarse siempre que pasemos por un mal momento o como festejo de cualquier diminuto éxito.

Un reparto conectado lo forman Erika Bleda, Pascual Laborda, Carmen Climent y Enrique Cervantes. Su baile en la gran ciudad es también un traspié por varias situaciones cómicas, estresantes y cautivadoras gracias a su buen hacer sobre las misiones que tienen entre manos: buscar piso, superar un ex, salir de fiesta o dejar la carrera a medias para perseguir los sueños. Además, en el escenario, les acompaña Víctor Elías, dándolo todo al piano y sazonando con un personaje secundario nada fortuito.

Marc Flynn y Dídac Flores a cargo de la dirección manejan con buena teoría y práctica toda la obra, además de saber incluir con pequeñas pinceladas artísticas aquellos guiños dedicados especialmente a la ciudad de Madrid. Aunque a veces el terreno escénico se ensucia un poco en las cortas coreografías diseñadas por Rubén Yuste (quién también es adjunto de dirección) en las que la escenografía de Jordi Bulbena es imprescindible, todas las acciones llegan a buen puerto sin necesitar saltos mortales, solo una mirada a los espectadores para conectar de pleno. Así, como parte del público, nos vemos integradas en los diferentes recodos sentimentales y en las calles por las que nos volvemos a cruzar con el mismo problema, encontrándonos también con esa sorpresa que nos está llevando a hacer un cambio de sentido, a hacer clic.

Con Madrid 24h, asistimos al ensayo general que todas y todos podríamos estar viviendo día a día y que parece prepararnos para algo más que no se ve aún en el horizonte. Las esperas, la paciencia con la que cada personaje evoluciona y ese final, con el que seguir imaginando más conquistas en diferentes ámbitos vitales, construyen una obra de la que cuesta separarse porque salimos tarareando y a punto de encontrarles a la vuelta de la esquina.

Una fotógrafa que lo ha dejado con su pareja coincide en Ochoymedio con un chico romántico obsesionado con las pelis de Hugh Grant. Una pija del barrio de Salamanca decide independizarse y buscar piso en Lavapiés, mientras que un chico ambicioso que sólo piensa en trabajar decide hacer una pausa para comprar un Kinder Bueno en el supermercado 24H debajo de la oficina.

Amanda H C

Teatro Lara

Enrique Cervantes

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